Caelum en el carrer de la palla número 8.

En pleno centro de Barcelona, entre la Catedral y  el Portal del Àngel -la calle más comercial y concurrida de la ciudad condal- se encuentra este pequeño tesoro de la gastronomía más golosa. Caelum es uno de esos sitios de los que te encaprichas al verlos. Es un local pequeño, en una calle escondida a espaldas del bullicio pero que esconde un montón de sorpresas.

Desde la calle, los dulces te piden echarle un ojo al establecimiento.

Su escaparate con algunos de los dulces que puedes degustar allí mismo ya es en si mismo tu mayor tentación. Si entras, por aquello de echar un ojo a la tienda, ya no tienes escapatoria. Ya estás bajo la influencia del propio nombre del establecimiento -caelum dignifica cielo, constelación, atmósfera… en latín- y poco puedes hacer para no quedarte a probar alguno de aquellos manjares.

Interior del salón superior, con vistas a la calle.

La tienda, repleta todo tipo de dulces.

En su planta superior, a la vista de los curiosos que miran con envidia a los afortunados que han podido ocupar una de las 6 mesas, se encuentra también la tienda. Todo tipo de tentaciones de monasterio. Postres y licores tradicionales llegados de toda la geografía del país.  Cortadillos de hojaldre, pestiños, yemas de Santa Teresa, empanadillas de manzana, glorias de albaricoque… y así un sinfín de dulces más que no sé si serán obra o no de las monjas de algún convento, pero que bien podrían serlo.

Su carta incluye, además de los pasteles, otras exquisiteces tales como los licores aromáticos tradicionales, vinos dulces, tes e infusiones para acompañar las viandas.

La carta con toda la oferta.

Pero es en uno de sus rincones -entrando hacia el fondo a la derecha- donde encontrarás una pequeña escalera que te llevará a la planta inferior. La cripta, como la denominan, es un sensacional sótano de piedra y ladrillo añejo -reconvertido en salón de té- donde las paredes altas y los arcos originales del edificio, parecen querer contarte historias con solo mirarlas.

La cripta.

Seguro espiritual: santoral al que encomendarte en todos los ámbitos de tu vida.

Si tienes la suerte de poder encontrar una mesa libre sin tener que esperar demasiado, es muy recomendable para las tardes de invierno, el chocolate caliente bendecido. Que no es otra cosa que chocolate a la taza con licor de naranja.  También lo son sus licores dulces y aguardientes de hierbas, que no por ser menos propios para la merienda -o quizá sí lo sean- no dejan de ser apetecibles como aperitivo, compañeros de una buena charla o simplemente como degustación mientras descansas tus pies en una tarde de compras por el centro de la ciudad.

Buffet de dulces. No es autoservicio, pero pregunta y te contarán las virtudes de cada dulce.

A pesar de lo que pudiera parecer, Caelum no es caro, y tampoco es barato. De todas formas, el ambiente, las tentaciones y su calidad justifican el capricho. A modo de ejemplo, el chocolate con licor de naranja y una porción de pastel de queso cuesta 8,80€

La merienda…

Caelum es un lugar para encontrarse, pararse y darse un capricho a la vez que  escapas del bullicio de las calles cercanas. Buen ambiente y un sinfín de dulces por descubrir. Si no te decides, no te preocupes que quienes están al cargo te darán todos los detalles de cada uno, para que así te sea más fácil elegir tu pequeño trozo de cielo.

Los motivos monásticos inspiran la tarjeta del establecimiento.

Información de cómo llegar y más detalles en la web de Caelum.

(Foto de fachada: Caelum).