Tailandia y en general el sudeste asiático es muy famoso por sus masajes a precios, que para nosotros son muy ventajosos. El masaje tailandés cuenta con una gran tradición y es precisamente, en Tailandia, donde mejor puedes disfrutarlo.

Un buen masaje al final del día para dejar tus huesos descansados después de un día duro. de un día duro.

Un buen masaje al final del día para dejar tus huesos descansados después de un día duro.

En todas partes puedes encontrar dónde disfrutar de estos masajes (de más o menos calidad, segun precio y lugar). Cuanto más turístico es el sitio, más caro y probablemente, menos calidad. Por suerte, en Chiang  Mai, encontré un sitio que me sorprendió por su precio y su calidad. Se trata de Lila, un local situado muy cerquita del Wat Phra Singh, en el lado norte de la ciudad antigua.

Su carta de masajes es extensa y muy económica.

Su carta de masajes es extensa y muy económica.

Accedí a entrar, porque una mujer te recibe en la entrada haciendo gala de sus famosas sonrisas tailandesas. Te ayuda a quitarte los zapatos (que se dejan fuera, como es habitual) y te suministra unas zapatillas. Entrar no implica que tengas que hacerte un masaje, símplemente te entran para acomodarte y dejarte consultar su extensa carta de masajes.

Me decidí por una oferta que ofrecía 6 tipos diferentes de masaje durante dos horas. Masaje tailandés, de pies y piernas, de manos, de cabeza, de espalda y de compresas calientes. Todo por 550 THB (unos 13 €). Una ganga y el mejor que puede disfrutar en toda Tailandia.

El lavado de pies, imprescindible para empezar el masaje.

El lavado de pies, imprescindible para empezar el masaje.

Primero te hacen pasar para que te cambies de ropa (te pones una especie de pijama ancho y dejas tu ropa en un armarito cerrado con llave) y te lavan los pies en agua tibia. Luego pasas a la sala de masaje (es compartida pero separada por cortinas) donde te ofrecen una taza de té para que te la tomes tranquilamente durante unos minutos, mientras la chica sale fuera para prepararse para el masaje. Parece una tontería lo del té, pero te relaja y te aclimata al lugar. Te ayuda a tomar conciencia de lo que vas a recibir.

Todos los masajes son sensacionales y realizados por profesionales. Ahora sí, te recomiendo que no te olvides los calzoncillos. Sí yo iba sin calzoncillos, porque tenía toda mi ropa en la lavandería y como se había pasado el día lloviendo, no se había secado la ropa. Y es que para el masaje de compresas calientes, te hacen quitarte el pijama que te han dado y te dan un calzón ancho. La chica con una enorme sonrisa esperaba a que me cambiara. A la vez, yo intentaba superar su sonrisa mientras le intentaba decir que me dejara solo para cambiarme. El duelo de sonrisas se me hizo eterno, hasta que al final la chica comprendió, salió y me pude cambiar. No cabe decir que el masaje de las compresas calientes de hierbas aromáticas te dejan nuevo. Y te aviso, queman.

No me pude resistir pedirle una foto de recuerdo a la masajista.

No me pude resistir pedirle una foto de recuerdo a la masajista.

Al finalizar, te acompañan a que te cambies de ropa y al salir a la recepción pagas lo convenido.

Aparte del momento de apuro, la verdad es que esas dos horas de masaje me dejaron como nuevo.  Lo peor de todo, es que cuando pruebas la calidad, y más a esos precios, luego te cuesta meterte en cualquier sitio para hacerte un masaje…

Fachada del Lila.

Fachada del Lila.

Fue tal el bienestar que sentía después de esas dos horas, que me planté a cenar en un pequeño restaurante frente al templo, sin darme cuenta de que no llevaba un bath encima para pagar, y resultó la cena más cara que tuve que pagar en toda Tailandia, al tener que pagar con un billete de 20 euros, bajo la desconfiada mirada de la señora del lugar… Pero eso, ya es otra historia…

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3 comentarios

  1. 15 diciembre, 2011 a 19:53 — Responder

    Me ha hecho rememorar mi propia experiencia en Tailandia, gracias!

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