El año nuevo chino es un evento que se vive muy intensamente en todos los países asiáticos donde la comunidad china está presente. Malasia y Singapur, llevan ya desde hace tiempo preparando la llegada del nuevo año. El simbolismo, los colores, los dioses y los augurios son protagonistas de la celebración.

Finalmente, tras pasar un mes en Singapur, el año nuevo chino me ha pillado en Melaka (Malasia), aunque si lo sé, quizá me quedo en el mogollón de Singapur, donde al menos creo se celebra también en las calles. Nunca se sabe si vas a acertar o no.

Para celebrar el año nuevo, las familias chinas se reunen en sus pueblos natales. Llegan desde todos los rincones del país, incluso desde el extranjero. Y uno que tiene la imagen de la celebración del año nuevo chino que le llega por la televisión, se esperaba algún tipo de festejo más vistoso y colorido. Danzas del león, largos dragones articulados y mucha pirotecnia. Pero en Melaka, no he visto nada de eso. Por decirte que la celebración del año pasado en Barcelona fue infinitamente más vistosa… Aquí, familia, templos, incienso, mucho humo y poco más.

El caso es que es así como lo celebran y así lo he vivido. Las familias se reúnen para cenar y luego entre las 11 y la 1 de la mañana se acercan al templo para rezarle a los dioses y atraer así los buenos augurios para el año que acaba de comenzar. Vamos, tan vistoso la celebración de la Navidad de los católicos, con la misa del gallo y la noche buena. Tampoco no sé de qué me extraño.

Lo que no me esperaba, era la tormenta y eel diluvio universal en tan señalada noche. Con chanclas, el agua por los tobillos, chubasquero de cuerpo entero y con aspecto de asesino de la película Sé lo que hicisteis el último verano, me lancé a la calle para ver lo que allí se cocía. La experiencia, que lejos de decepcionarme, me aportó una gran cantidad de imágenes desconocidas e interesantes.

A pesar del aguacero que cayó durante unas horas, no fueron pocos los que se acercaron al templo chino más antiguo de Melaka para rezar y empezar el año nuevo atrayendo a la fortuna. El ritual es sencillo. Se prenden una veintena de baras de incienso, luego se van recorriendo todos los altares del templo repitiendo una oración y en cada uno de ellos se hace una reverencia, tres inclinaciones con el incienso y luego se dejan tres barillas clavadas en la arena del recipiente. También se queman papeles con deseos para atraer la fortuna. La humareda y el ambiente denso de olores y gente es digno de ver.

Al volver a mi guesthouse ya para dormir, descubrí que los palitroques de colores que allí habían plantado en la misma puerta, no eran otra cosa que grandes barras de incienso que prenderían durante las siguientes 24 horas. Un día entero ardiendo y llenándolo todo de pavesas y humo, en el que me he sentido -tal cual te lo cuento- como un pollo en una barbacoa lleno de carbonilla y olor a humo.

Bueno, pues eso que feliz año de la cabra…