La Passió d’Esparreguera es un montaje que mueve una infraestructura enorme. Poder participar de todo ese engranaje es una experiencia más que interesante y allí me metí hace unos días.
Al llegar, pasas por las taquillas donde te dan toda tu indumentaria. En mi caso tenía asignado el personaje de pueblo #03, que es el número del vestido que me dieron.
Seguidamente, pasas al salón de maquillaje, donde todos y cada uno de las personas que salen, se maquillan y preparan para que el color de piel salga como tiene que salir. Con la raya de los ojos hecha, te ponen el turbante según está definido. Sólo las personas encargadas de ello lo hacen. De esta forma se aseguran que los pañuelos y turbantes estén todos correctamente colocados y evitan encontrarse con diferentes líneas estilísticas en el escenario. También se encargan de que te quites todos los pendientes, piercings, relojes etc que sea de fuera de la época. Me llamó mucho la atención el hecho de que las barbas, además de pegadas, están atadas con un cordel por detrás de la cabeza.
Los decorados
El Teatro La Passió fue construido especialmente para la representación de La Passió. A lado y lado del escenario y también por detrás, hay una cantidad enorme de espacio que no te imaginas.
Esto les permite tener piezas enteras de escenario del tamaño del mismo escenario que sobre ruedas sólo necesitan de ser arrastradas en unos segundos para montar el sanedrín o el sermón de la montaña. Para que nadie perezca en el intento, los actores y gente de tramoya, tienen habilitados espacios seguros donde situarse. Aun así hay que estar atento, porque a mí casi me sacan a escena arrastrado por el sanedrín cuando se me enganchó el turbante en el decorado.
Los olivos son parte importante de la fuerza de algunos cuadros, y la mejor manera de conseguirlo es que sus ramas y hojas sean naturales. Obviamente los troncos no, pero el efecto es sensacional.
Isidro, el burro y el Espíritu Santo
El burro en el que llega Jesús montado también es parte de la fiesta. Su encargado durante la representación lo va a buscar durante la primera pausa, y lo preparan. Aquel día, Isidro estaba un tanto asustado de la gente y tenía un ojo herido, pero nada que una cura rápida le impidiera salir a escena. Aparte, de que justo antes de entrar, se cuadró y dijo que no entraba y tardó unos segundos más de lo normal en hacerlo mientras el pueblo aclamábamos a un Jesús que no acababa de entrar. Ver de reojo cómo desde fuera empujaban al burro por el culo para animarlo a caminar daba como resultado una escena un tanto graciosa.
En el cuadro de la Santa Cena, hay un momento en el que una presunta paloma, en el papel de Espíritu Santo, aparece volando y se posa en el cáliz de encima la mesa. Al contrario de lo que se suele decir, el bicho no va a la copa porque haya comida, sino porque es el único punto con luz del escenario. Según me contaron, nunca ha fallado su papel. Tampoco tiene cover (actor de reserva por si el principal no puede actuar por enfermedad…) y ya puestos, te cuento que tampoco es una paloma, sino una tórtola. La razón es sencilla: luego hay que volverla a coger y las tórtolas vuelan poco. Coger una paloma sería un verdadero problema.
Tras echar el telón, la fiesta empieza detrás del escenario para volver a coger el bicho, que obviamente, no quiere que se le incordie. Por suerte es la pausa de la comida, y hay tiempo de sobras para hacerlo.
El maquillaje de Jesús
El actor que hace de Jesús de Nazaret, y sobretodo en la segunda parte, pasa por momentos de continuo cambio en el maquillaje. Para la segunda parte, no sólo se maquilla la cara, si no todo el cuerpo. Marcarse el torso y oscurecerse el contorno de los músculos ayudan a dar fuerza al drama de la representación. Vamos, que el maquillaje es en el teatro lo que el Photoshop a la fotografía digital.
Tras su arresto y tortura, es muy divertido ver cómo un equipo especialmente preparado para ello, le somete a una rápida sesión de ensangrentamiento. Se lo pasaban realmente bien pringando al actor con la sangre artificial a jeringazo limpio tras una de las cortinas laterales. Además, cambios rápidos de vestuario, coronas de espinas, cuerdas, capas… y al final, en apenas dos minutos, limpieza, chapa y pintura para ascender a los cielos con su mejor aspecto.
El misterio de los clavos
Tengo que reconocer que se me quedó algo en el tintero, y cada vez que miro las fotos y el vídeo, no consigo ver el truco del tema. Los clavos que sujetan a Jesús clavado a la cruz, impresionan. Obviamente no lo han clavado de verdad, pero es que no logré ver el truco aun estando en el escenario a apenas 5 metros de la cruz. Vi cómo se los ponían, cómo se los quitaban y nada. No ví el truco. En cualquier caso, el efecto está muy bien hecho.
Ascendiendo a los cielos
Tras la resurrección de Jesús, éste asciende a los cielos entre el pueblo que lo aclama admirados y estupefactos por lo que están viendo. Yo estaba grabando vídeo tirado en el suelo escondido procurando no se me viera y aunque lo sabes (Jesús está colgado de unos cables que lo elevan) éstos apenas se ven y desde la distancia desaparecen de la vista del espectador. Realmente parece volar.
Con algunas de estas cosas he podido montado este vídeo, aunque sin estar allí dentro cuesta hacerse la idea de la magnitud del montaje, y sobretodo, del resultado y calidad del espectáculo. Si vas, no dejes de ir a ver el escenario por dentro, siempre hay algún grupo que lo hace. Te va a sorprender.
[OA-Barcelona]
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