Vendedor en la plaza Jmaa Le Fnaa.

Vendedor en la plaza Jmaa Le Fnaa.

A veces me arrepiento de no hacer las cosas más obvias. Una de las últimas es haber tardado tanto en ir a descubrir Marruecos. Lo tengo a un par de horas de casa y no había ido hasta ahora. Bueno, no sería el momento adecuado, digo yo.

Antes de aterrizar en allí, el europeo desconocedor (yo mismo), por mucho que nos pese, se planta allí con una carga (más o menos grande) de tópicos y prejuicios. Algo inevitable aun desde las mejores de las voluntades viajeras que aun siendo incómodo, sirve para medir cuántos milímetros se ha ensanchado tu mente al volver a casa.

Una calle cualquiera de Marrakech.

Una calle cualquiera de Marrakech.

Marrakech puede ser un choque tan intenso e interesante como agresivo y distante. Es quizá el lugar menos apropiado para adentrarse en solitario en el mundo árabe, aunque dicen lo contrario. Ves a saber… Yo, que lo ví claro, me he dejado acompañar por los que ya conocen la ciudad, han captado su esencia y han comprendido sus códigos para acercarse a la cultura desde la posición humilde de visitante. Así pues, jugaba con ventaja.

Objetivo principal del viaje a Marruecos: aprender o aproximarse lo más posible a lo que es hacer una fotografía de viajes en condiciones. Un curso fotografico, vamos. Para sorpresa mía, y sin quitarle méritos a las enseñanzas del maestro (el de la tirolina del otro día), quizá fueron éstas, las fotografías, las que me sirvieron de excusa para atreverme a atravesar esa frontera entre la mirada turista y la vida en la cultura árabe.

Vendiendo pan.

Vendiendo pan.

La ciudad de Marrakech está a caballo entre la tradición y la europeización (toma tópico), pero es así. Marruecos tiene a Europa demasiado cerca como para no verse afectada, es inevitable y se nota.

Para descubrir Marrakech, quizá es buena idea dejar para mañana la plaza Jmaa le Fnaa (o como se escriba en realidad). Es esa la parte más turística y agresiva, y puede resultar chocante plantarte allí de buenas a primeras sin entender su contexto.

El puesto de zumos de naranja número 37.

El puesto de zumos de naranja número 37.

Te propongo que empieces el día madrugando (las cosas interesantes suceden a horas interesantes). A las 7 de la mañana, ya puedes ir a la plaza, centro inevitable de la ciudad. Allí, no dejes pasar la oportunidad de tomarte un zumo de naranja (o dos)  recién exprimido  en el puesto número 37 (4 DH). No te voy a contar porqué, es tan obvio que seguro, cuando lo hayas hecho lo entenderás.

Ya, con tranquilidad y después del desayuno que más te haya apetecido en cualquiera de los bares que rodean la plaza, toca patearse el zoco. Un sinfín­ de callejuelas entre las que se concentran agrupados los diferentes gremios de comerciantes y artesanos.

Pasear por allí, a sabiendas de que no tienes posibilidad de pasar desapercibido, es una experiencia tintada de muchos matices. Entre ellos, la posibilidad, casi inevitable de perderte. Para volver, con preguntar por La Place (la plaza Jmaa le Fnaa) , solucionado.

Los vendedores se agrupan en el zoco según las mercancías que producen o venden. Así encontrarás la zona de los téxtiles, los artesanos del cuero y calzado, los herreros y artesanos del metal, los tintoreros, los carpinteros…

Hilos tintados en el secadero.

Hilos tintados en el secadero.

Sacar fotos en Marrakech es en ocasiones deporte de un cierto riesgo. Las mujeres no gustan de ser fotografiadas y algunos hombres te pueden poner mala cara o te piden dinero por ello. Ponte en su lugar. Si en tu oficina o lugar de trabajo, pasaran cada día cientos o miles de personas sacándote fotos como si fueras un mono de feria, verías tú si te acababan cayendo simpáticos los turistas.

Vendedor de frutos secos.

Vendedor de frutos secos.

El zoco es un espacio grande y con tantas posibilidades que merece la pena dedicarle el tiempo necesario. No corras, no tengas prisa por acabarlo, vuelve al día siguiente, encuentra el gusto de los oficios, del trabajo artesanal que allí se desarrolla. Y no está de más recordar que un saludo o una sonrisa, se entiende en cualquier idioma. Verás como cambia la actitud de la gente ante tu inoportuna visita.

Una de las galerías con puestos de comida.

Una de las galerías con puestos de comida.

El zoco, además de ser un lugar para ver, es imprescindible que sea olido y degustado. Las especias y los puestos de comida son un espectáculo visual que precisan de aparcar las manías  y las normativas sanitarias innecesarias. Comprar unas pocas aceitunas para luego comerlas en algún puesto de comidas es un imprescindible que si puedes, debes repetir.

Muy cerca de la plaza, entrando desde uno de los laterales próximos al que todavía reconstruyen, Café Argana, hay una galería cubierta con algunos puestos de comida.

Taijin de cordero con garbanzos.

Taijin de cordero con garbanzos.

Los taijin (cacharro de barro donde cocinan) de diferentes carnes están a ambos lados en un escaparate poco apetecible para los que no logran (o pueden) separarse de los estrictos hábitos alimentarios del turista urbanita. Olvídate de donde vienes. Date permiso para probar aquellas carnes guisadas. Los mismos vendedores, te la ofrecerán con sus dedos para que las pruebes y si te da reparo, piensa que para ellos es de mala educación chuparse los dedos precisamente porque los usan para tocar la comida. Céntrate en el gusto de la carne y sus aromas. Déjate de historias y disfrútalo.

Con pan y sin cubiertos o con cubiertos, puedes elgir.

Con pan y sin cubiertos o con cubiertos, puedes elgir.

Cada puesto vende una cosa y si ellos no tienen aceitunas, te las puedes traer tú. Si ellos no tienen ensaladas, te las traerán de otro puesto que las haga. La colaboración y el respeto entre comerciantes es una constante muy marcada en Marruecos.

Date el gusto de no usar cubiertos y prueba a comer con la ayuda del pan, la carne tierna y sabrosa de aquel lugar. Para beber, olvídate de las cocacolas y demás brebajes. Que te vayan trayendo vasos de té. Uno, dos, tres… los que te apetezcan. Comer en esos puestos, es un lujo que no está al alcance de todo el mundo. Del precio del festín ni te hablo. Creo que fue una de las comidas que más he disfrutado nunca y hablar de dinero me parecería una falta de respeto.

La Place...

La Place…

La plaza Jmaa Le Fnaa es un tema aparte, curioso e imprescindible de Marrakech, que quizá haya que coger con pinzas y mucha, mucha paciencia y respeto. Pero de eso, ya te hablaré otro día.

 

 

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7 comentarios

  1. […] la inmersión cultural que te supone recorrer las calles del zoco de Marrakech, quedan aun dos grandes cosas que hacer en la ciudad también dentro de la Medina. La plaza Jnaa le […]

  2. Luisfer
    21 febrero, 2013 a 14:52 — Responder

    Si es posible, siento curiosidad por lo del puesto 37. Gracias

    • 21 febrero, 2013 a 15:45 — Responder

      Luisfer, lo del puesto 37 tiene una razón muy sencilla: el buen servicio que recibimos. El buen hombre con lo que tenía que era su trabajo, nos sirvió amablemente, enseñándonos cómo trabajaba y dejándonos que le fotografiáramos para practicar lo que Rafa (el profesor de fotografía) nos iba indicando. Y por supuesto sin pedirnos propinas extras más que el pago de los zumos que tan estupendamente nos tomamos en aquel rato. No tiene más misterio que ese…

  3. Luisfer
    27 febrero, 2013 a 15:00 — Responder

    Muchas gracias por la información. He estado varias veces en Marruecos y Marrakech lo conozco pero le he dedicado relativamente poco tiempo. La mayor parte del tiempo me he movido por zonas del interior, en montaña, y coincido contigo en la amabilidad y pureza de la gente, he comprobado que fuera de las ciudades esta se acentúa. Un gran país y una gran ciudad para disfrutarla, y muy cerca.

  4. 18 abril, 2013 a 12:40 — Responder

    Un buen par de posts sobre Marrakech. Sin prejuicios y explicados con una gran sencillez. Está claro que captaste la esencia del lugar, que a mi me tiene completamente enamorada.
    Saludos y enhorabuena por tu blog!

  5. 10 marzo, 2017 a 14:25 — Responder

    Thank you so much for your kind words! I know that beadwork is not for everyone. I have two daughters and I have tried to teach them, but they found it too slow. For me it is mevatitide.

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