Si tengo que elegir la fiesta postiza que más rabia me da, esta es la de San Valentín. Increíble fantochada de caramelo con el único objetivo de demostrar a tu amado o amada que la quieres. No hace falta decir que hacerlo una vez al año se queda un tanto corto, pero ahí están todos demostrando su amor para que no se diga. Bueno y gastando dinero claro, que para eso se inventó la chanza.
La suerte de estar por latitudes asiáticas, es que puedo recibir información de realidades muy diferentes a la que estoy acostumbrado. Sobretodo de los países en los que ya he estado. Mientras que en Indonesia, el jefe de policía de Surabaya, da la orden de hacer redadas y detener a todos los enamorados que se encuentren en los hoteles de la ciudad y no puedan demostrar que están casados. Malasia está más concentrada en los preparativos del año nuevo chino que otra cosa. Singapur, también enfrascada en estos preparativos, no pierde ripio y no deja pasar San Valentín. Un San Valentín de baja intensidad, también hay que decirlo, pero ahí está.
A diferencia de Indonesia y también parte de Malasia, en Singapur la gente ya se toca, incluso los más atrevidos se besan en algún rincón más o menos público. Y aunque Singapur es una ciudad un tanto fría en el que a su gente le cuesta mostrar sus sentimientos, es lo más cercano que se puede parecer a una demostración de afecto. Pero no es sólo de este San Valentín del que quiero hablarte.
El queso con jamón y vino. Mi historia de amor.
Aislado de toda la parafernalia comercial -alguien un tanto sabio- publicó en facebook una foto de unas botellas de vino y unas porciones de queso con jamón para celebrar -mejor que mal acompañado- su día de San Valentín. El tema me sugirió que ciertamente, si uno no está enamorado de si mismo, ¿qué le queda? A lo que el autor de la foto respondió: …nos queda irnos de viaje para recuperarlo. Y eso me hizo reflexionar.
Me di cuenta de que a estas alturas de viaje (ya cinco meses) cada vez estoy más enamorado de mí mismo. Suena egocéntrico, lo sé. Pero es que cada vez estoy más convencido de que soy mi pareja perfecta. Que me encuentro agusto conmigo mismo.
Como todos los enamorados tengo mis riñas. Me discuto porque a veces no nos decidimos sobre lo que queremos hacer o a dónde ir. Estoy encantado cuando me da un capricho, sin pensar en el presupuesto, porque según dice, me lo merezco todo. También aguanta mis crisis emocionales y esas neuras que todos tenemos. La ansiedad de mi pareja a veces me supera, pero es parte de la relación y va incluida en el lote. Qué le voy a hacer. Ahí estamos, para lo bueno y para lo menos bueno.
A todo esto no te quiero decir que irte de viaje sea la solución para encontrarte y enamorarte. No es así. El viaje no te va a dar lo que esperas si no partes con los deberes hechos. Tienes que haberte encontrado antes de partir y tener ya esa sensación de que en ti, hay algo muy interesante que descubrir. Luego el viaje ya se encargará de darle toda su amplitud y de crear -si es que te dejas y estás disponible- tu propia historia de amor.
¿Te atreves a dejarte querer?
3 comentarios
Estupenda reflexión: el inicio de todo es quererse.
suerte que tengo de leer a gente que me hace reflexionar…
primo haber si me puedes explicar el san valentin en simgapur que es para un trabajo porfaaaa
solo los mas importante
:)