El templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, es obra del arquitecto catalán Antonio Gaudí (1828 – 1921) y ha sido – siempre lo será- uno de los mayores exponentes de la arquitectura mundial. Esta fantástica construcción, como ya sabrás está sin terminar. Su creador intelectual falleció al ser arrollado por un tranvía antes de poder terminarla, pero dejó la muchos de los detalles y planos preparados. Esto ha permitido, todavía hoy seguir el trabajo que Gaudí inició en 1988, cuando ya era un reconocido -aunque no comprendido por todo el mundo- arquitecto modernista. La Sagrada Familia, es sin duda otra de sus muchas grandes obras.
No hace mucho tiempo que la nave central se abrió al público. Tras una no poco controvertida visita papal a la ciudad condal, se dispuso que pudiera ser visitada por el público en general. Si estás en la ciudad, es casi una obligación venir a verla, y no tienes excusa si vives aquí.
Así que tras verla en televisión durante la ceremonia de consagración con el Papa Benedicto XVI, no había excusa para ver en persona aquellas formas, colores y estructuras que dejaron plantados frente al televisor -incluído a mí- a muchos millones de personas. Seguramente hubiera sido mejor que en lugar de aquel papa, la ceremonia de consagración hubiera sido celebrada por el actual Papa Francisco. Quizá no hubiera permitido que las mujeres sólo participaran en la eucaristía para limpiar el altar de los aceites esenciales. Pero eso son cosas de iglesia que poco tienen que ver con la Iglesia, el templo y este artículo.
Hazte con tu entrada y no protestes por los 15€ que vale (19,30€ si incluyes la subida a las torres). Muy pocos museos o templos del mundo justifican tanto el precio de su entrada. Estás colaborando en su construcción y mantenimiento. Por supuesto no esperes hacer la visita en la intimidad. La idea de ir a verla hoy también la han tenido otros cuantos miles de personas.
Nadie se escapa de forzar sus cervicales para admirar la grandeza de aquellas piedras. También para abstraerse del tumulto de gente de alrederor. Pero no te preocupes, que son un mal menor que no enturbian en absoluto la visita. Mirando allí arriba, encuentras la soledad que necesitas para darte cuenta de dónde estás, para abstraerte de lo mundano y abrir bien los ojos a los detalles. Deja que las formas te hablen y te muestren sus secretos -como que no todo es perfectamente simétrico, aunque lo parezca- y deja acercar tu mente a la mente de quien las pensó.
Pasa desapercibido para los profanos, pero en cierta manera lo estás viendo. Todas y cada una de las partes de la basílica -en su parte interior- está diseñada y pensada siguiendo siempre las mismas proporciones, formas y repeticiones. Cáculos matemáticos avanzados que no se explican así como así. Según parece todas las distancias, curvaturas, diámetros, alturas etc… tienen un porqué, una proporción, un sentido. Nada está dejado al azar.
Me pregunto sobre lo que debe correr por la cabeza de alguien para idear semejante explosión de luz y formas. El bosque que forman las columnas y el techo de la basílica se estiran hasta el infinito en lo que se antoja un palmeral. Formas limpias, sencillas y familiares copiadas de la naturaleza que sirven para resaltar el objetivo del templo: acercar los fieles a Dios. A los no fieles les acerará a lo que sea, pero que te traslada y transmite un montón de emociones, es indiscutible.
Quizá la mejor hora para verla en todo su esplendor, es ir por la mañana, con el sol entrando por sus vidrieras de colores. Las formas de las columnas y los colores de las aperturas exteriores, crean un sinfín de juegos de luces.
A parte de lo más evidente -la cubierta del crucero y la columnata de la nave principal- que no se te escapen los detalles. Algunas ofrendas de pueblos remotos, inscripciones y recovecos de los que quedan ganas de saber más. Las escaleras de caracol incrustadas en la piedra, el coro, las lámparas… De todo el conjunto, quizá lo que menos destaque sea el altar, rodeado de cuatro grandes columnas con los iconos iluminados de los cuatro evangelistas. Aunque es difícil que algo resalte y tome importancia en todo aquel mundo maravilloso de piedra y cristal. Definitivamente se lo pusieron muy difícil al encargado de montarlo. Pero quizá sea así mejor, que lo importante aquí no sea lo mundano, sino lo celestial, lo elevado y lo extra terrenal.
Ya se han iniciado las obras para coronar el templo con la torre principal. Sobre el crucero, se elevará la torre de Jesucristo y a su alrededor las de los cuatro evangelistas. Un importante cambio que alterará el skyline de la ciudad condal y obligará -supongo- a rehacer souvenirs y logotipos corporativos del patronato y oficinas de turismo. Será entonces, cuando la mayor parte del templo estará terminada. Sus volúmenes principales acabados nos darán una visión ya casi completa de su magnitud y será el momento de reurbanizar los alrededores. Gaudí quería que el templo expiatorio de La Sagrada Familia estuviera en el centro de una gran estrella irregular libre de edificios, estratégicamente diseñada para que la el templo fuera divisada de la mejor manera posible, independientemente desde qué parte de la ciudad llegaras hasta ella. Obviamente, para hacerlo habrá que eliminar unos cuantos de edificios de los alrededores, y eso traerá cola, sin duda.
Siempre que la veo me planteo si realmente hace falta finalizarla. ¿Perderá parte de su encanto? Antoni Gaudí no pudo terminarla y quizá no tengamos porqué hacerlo nosotros. Hay opiniones para todos los gustos. Seguramente la terminarán, qué remedio, aunque me gustaría que no fuera así.
Se haga lo que se haga, lo que sí creo se debería respetar es la idea original Gaudí de emplazar el templo en una gran estrella. Hagan lo que hagan, propongo dejar una parte de la basílica sin terminar. Una pequeña porción, un símbolo. Una parte de una torre, alguna de las fachadas laterales… como un homenaje a Gaudí, un guiño a quien no pudo finalizarla en vida y la dejó así, como está ahora, sin terminar.
Más información sobre el templo en su web oficial.
Más detalles sobre la urbanización de los alrededores de la basílica en este artículo sobre las ocho maneras de acabar la Sagrada Familia.
1 comentario
Pues si, ahora si que no queda excusa hay visitarla. Aunque a mi y como residente en Barcelona, me parece muy caro los 15 euracos por entrar y casi 20 si subes a las torres.
La de txistorras y cervezas que me puedo tomar en el Bar Bidasoa por ese dinero.
Buen post, y fotos fuera de lo corriente.
Saludos