Bangkok es una ciudad que tiene muchos rincones interesantes. El Wat Arun (templo del amanecer), es uno de ellos. Y aunque está incluído entre los sitios más turísticos de la ciudad, no sufre de la masificación de su vecino el Palacio Real. No encontré dónde, pero creo que se tiene que pagar entrada. No había ninguna indicación, creo que porque era 12 de agosto, el cumpleaños de la Reina y ese día era gratuíto. De todas formas, aun pagando, vale la pena.
Fue construído durante el tiempo en que Ayutthaya era todavía era la capital de Tailandia, y era concodico entonces como Wat Makok (templo de la oliva), nombre que no fue el último antes del actual, y simboliza el monte Meru, la montaña sagrada en la mitología hindú.
Yo me decidí a pasarme por él porque me lo recomendó un belga, con el que coincidí comiendo Pad Thai en un puesto callejero después de una poco satisfactoria visita del Palacio Real.
El Wat Arun, no me decepcionó en absoluto. Su espectacular y peculiar arquitectura le hace destacar de entre el resto de templos de la ciudad. Además, tuve la suerte de poder disfrutar de unos ratos de sol (poco habituales en aquellos días) y la verdad es que descubrí unas vistas muy interesantes de Bangkok.
La mejor forma de llegar, es mediante el Chao Phraya Express, la línea de ferry que une toda la ciudad entre las dos orillas del río. El Wat Arun se encuentra en la orilla opuesta al Palacio Real, por lo que no es difícil de encontrar. Su torre central le hace bien visible desde la otra orilla. También puedes usar el barco que cruza el río de una orilla a otra. Su periodicidad es de aproximadamente 10 minutos, y su precio 20 THB.
Te recomiendo que le dediques un buen rato para pasear tranquilamente entre las construcciones, disfrutando de su elaborado detallismo y las figuras que se recortan en el cielo. A pesar de la gente, no te libras de sentir una cierta sensación de tranquilidad y una energía muy positiva.
El templo, cuenta en su torre principal, de estilo khmer (óle la wikipedia), con unas escaleras que te permite subir a sus dos niveles intermedios, siempre y cuando, te atrevas con las escaleras de vértigo y no te afecten demasiado las alturas.
En su primer nivel, empiezas a ver la magnitud de la tragedia y llegas a sentir que aquello está un poco inclinado, y que la sensación de vértigo está ahí cerca. Si a eso le sumas que el tipo de delante lleva una camisa con el rezo Too young to die… (demasiado joven para morir) pues la emoción la tienes asegurada.
Si subes hasta el segundo nivel, ya no tiene remedio. La altura es evidente, y el poco espacio y verticalidad de las escaleras hacen su efecto. Pero todo tiene su recompensa. En el segundo piso, ya no hay tanta gente y puedes disfrutar de unas vistas espectaculares. La terraza te perimite ver los 360 grados de la ciudad y encontrar detalles que antes se te habían pasado por alto.
No tengas prisa por bajar. El mal trago de la subida ya lo has hecho, y te toca disfrutar de las vistas, sin prisas. El templo está situado junto al río Chao Phraya, frente a los templos y edificios del Palacio Real. El Hotel Lebua en la State Tower (donde está el impresionante Sirocco Skybar con su característica cúpula dorada), el distrito financiero, las embarcaciones del río…
Si te gusta la fotografía, disfruta de los pequeños detalles y rincones que puedes descubrir con un poco de paciencia. Hasta los gatos encuentran su lugar para meditar…
El Wat Arun, fue quizá, el templo que más me gustó de todo Bangkok. Si pasas por ahí cerca, no dejes de ir a verlo, pero no lo hagas después de ir al Palacio Real, dedícale su tiempo, lo disfrutarás más.
Más info sobre el templo | wikipedia
[OA-Bangkok]
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