Era ya 12 de agosto y se acercaba el ecuador de mi viaje a Venezuela en un mes. Habia pasado ya por Morrocoy y el Parque Nacional Enri Pittier (Choroní, Puerto Colombia y Chuao). Así que después de organizar mi mochila en Caracas en una pequeña parada, y de forma un poco improvisada, me organicé la siguiente etapa del viaje. El Parque Nacional de Mochima, en el noreste del país, que cuenta con un sinfín de islas y playas maravillosas (o eso creo, porque los planes se torcieron y no llegué a ir…) Mi intención era hacer una travesía en barco de un par de días que según las informaciones que tenía pintaba muy bien.
Para ello, compré un billete de avión (que no me salió especialmente barato) para ir desde Caracas a la ciudad de Barcelona. Barcelona, sí, pero en Venezuela.
El billete no te cuesta más de 30 € (ida y vuelta) desde la web de Aserca Airlines, e incluso menos según el horario que elijas. Como la mayoría de webs de Venezuela, no esperes ni que funcione bien ni que tenga toda la información que necesitas. Esta también es una castaña.
Mi intención era ir hasta Barcelona de forma rápida y así ahorrar un día de viaje que necesitaba para dedicar a otras etapas. También puedes hacer este recorrido en Aeroexpresos Ejecutivos.
El vuelo fue tranquilo y curioso a la vez. Las azafatas me sorprendieron con un aperitivo al que no estaba acostumbrado. Me pidieron que qué quería tomar, y vi que tenían ron (muy apreciado y caro allí) y decidí probarlo. Así que la señorita muy amable, me sirvió, lo que ante mi asombro acabó siendo un trascazo de ron impresionante. Con un pequeño cubito de hielo, la chica plantó ante mí un vaso de cuarto de litro lleno hasta arriba de ron añejo de 14 años. ¿quien iba a despreciar semajante ragalo… a las 11 de la mañana?
Ni falta hace decir que el vuelo se me pasó volando, y de poco acabamos allí bailando la conga con las azafatas. Al llegar a destino, y mientras esperábamos el equipaje (aun un poco afectado por el refrigerio), mantuve una interesante conversación con un tipo de apenas 25 años que resultó ser el responsable de calidad de Burguer King Venezuela. Se dedicaba a ir de establecimiento en establecimiento para lograr los niveles de calidad exigidos. Si en Europa el tiempo medio para servir un pedido es de 3 minutos y poco, en Venezuela, estaban todavía por los 20 minutos. Era algo contra lo que estaban trabajando duro, pero que no lograban.
Me fue muy bien encontrarme con él porque me llevó en su taxi (que le esperaba estaba esperando en el aeropuerto) hasta Puerto la Cruz. Y fue cuando se desató la tormenta tropical del siglo (o al menos eso me pareció a mi) La lluvia no dejaba ver apenas nada y yo tenía que conseguir hotel, porque no lo había encontrado desde Caracas.
El buen hombre me dejó en pleno diliuvio en un hotel del paseo principal donde tenía la esperanza de encontrar habitación. Cosa que no logré.
Me había mojado y la cosa no pintaba demasiado bien…
Más info | Parque Nacional Mochima (Wikipedia)
4 comentarios
Que lujazo que te sirvan un pedazo de ron añejo en los vuelos!! Fenomenal!
La verdad es que sí!! y cualquiera lo desperdiciaba… todo padentro!
[…] 10 – Viaje de Caracas a Barcelona (trascazo de ron incluído). […]
jajaja!! despues de ése trascazo de ron si hubieras propuesto hacer la conga dentro del avión, fijo que todos te hubieran seguido el rollo, jajaja