Yo soy de la opinión de que en un viaje la gastronomía es el 40%, el otro 40% es la gente del lugar y el resto, es sólo el contexto, el espacio físico donde te encuentras. Descubrir el comer y el beber del lugar, es básico para el éxito de cualquier viaje. Vitoria no ha querido ofrecer menos y estas son algunas de las cosas con las que me he encontrado…
Restaurante Izartza
Irse de Vitoria sin haber comido en el restaurante Izarza debería estar tipificado como delito en el código civil. Para todos nosotros, fue un gran descubrimiento. Tras algún que otro chasco en otros locales, nos quedamos en el Izartza para tener el gusto de ser atendidos y mimados como si fuéramos de la familia.
Con la mejor de las actitudes, Juan Ramón nos preparó una improvisada cena para un grupo que iba creciendo por momentos, cuando el resto de locales de la plaza ya estaban cerrando sus cocinas y recogiendo las terrazas. De hecho nos íbamos avisando por twitter los unos a los otros del hallazgo… aquello no se lo podía perder nadie por nada del mundo.
Su bacalao en tempura, el pulpo a la gallega y el tataki de atún rojo son para quitar el sentido. Aquella fue una de esas ocasiones en las que sabes que estás comiendo algo fuera de serie, sencillo, sin florituras ni mandangas de autor. Símplemente buena comida y el mejor (el mejor de los mejores, sin duda alguna) de los servicios. Cuando vuelva a Vitoria, tengo claro que volveré al Izartza. Lo puedes encontrar en Plaza Nueva número 5.
Asador Sagartoki
Los pintxos son también seña de identidad de la cocina de Vitoria. Y encuentras verdaderas obras de arte, aunque por falta de tiempo y espacio en el estómago, no las pudimos catar todas. Los vitorianos dicen que Bilbao tiene la fama, pero que Vitoria se lleva los premios. Y ciertamente la variedad y formas de algunos de ellos, bien son para recordar.
No menos sorprendentes fueron alguno de los pintxos que nos dieron a degustar en el conocido Asador Sagartoki. Las miniaturas de huevo con patata del cocinero Senén González están ricas, pero las encontré excesivamente pequeñas teniendo en cuenta que íbamos a degustar sólo un pintxo en aquel local.
Quisimos poner remedio a la escasez de aquel bocado (literal) frito, con el famoso pintxo de tortilla (este sí a cuenta de nuestro bolsillo al igual que las copas). La tortilla ostenta el título a la mejor Tortilla Española 2010. Será que estamos en 2012 y ya no debe ser lo mismo o que el pinche no tenía el día. Siento decir que en mi opinión, es una tortilla de patatas con bastante poca gracia y que me perdonen los fans muy fans. Mamá, preséntate al concurso, que lo tienes muy fácil.
Por otra parte, me gustó mucho la presentación de los pintxos en expositores como si de joyas se trataran. Original, si más no. Estoy seguro de que los pintxos del Asador Sagartoki no sólo tienen la fama que tienen por su presentación y me hubiera gustado probar algunos más. Lástima no haber acertado en la elección. Está en la calle Prado 18.
Restaurante Iñaki Rodaballo
Algunos de los más famosos pintxos, los pudimos probar el restaurante Iñaki Rodaballo donde degustamos una selección de sus mejores platos. Para mí, el mejor fueron el gazpacho y el pintxo Gilda. Soy un clásico, sí, pero están bien ricos.
Otros ejemplos del menú degustación de 8 platos, son el impecablemente presentado Chips and Ron (pero sin mucho qué cuando lo comes) o el Encanto verde, un innovador pintxo que es como una croqueta de patata rebozada en arcilla y rellena de algo que no recuerdo exactamente (creo que pato) y que está muy bueno. Una combinación curiosa y sorprendente. Me gustó.
En definitiva, un menú degustación que nos prepararon para la ocasión por 22 € (¿?) y que está la mar de bien para conocer la oferta y calidad de los platos de este restaurante. Lo encontrarás en la calle Ricardo Buesa 4.
Restaurante El Portalón
En la escena gastronómica más clásica y tradicional está el restaurante El Portalón. Me gustó mucho por lo que es y lo que significa para la ciudad de Vitoria. Sus paredes están llenas de historia. Una antigua posada extramuros de la ciudad (con capilla incluída para que cuando las murallas cerraran los huéspedes más tardíos pudieran cumplir con sus devociones) y que servía de parada y fonda para los comerciantes de tejidos y viajantes de la zona. En la foto parece que nadie atiende a las explicaciones del responsable del restaurante, pero no es así. En realidad están todos retransmitiendo por twitter los datos más relevantes. Así es una cena de bloggers…
De lo que probamos, me encantaron los pimientos asados con ese extraordinario pan de pueblo y el helado de yogur con zumo de fresas. Sin sofisticación y muy ricos los dos.
El solomillo del plato principal también sensacional en cuanto a sabor y cocinado en su punto perfecto, aunque para mi gusto, presentado demasiado sobriamente en un plato donde la guarnición pobre, hacía eco. Y es que la comida, se come también por la vista y lo minimalista en la mesa, no me va demasiado. El menú cuesta sobre los 39 € más impuestos.
El restaurante El Portalón es un local en el que seguro hay mucho más por descubrir y en el que, sólo por ver el edificio y estar entre aquellas paredes, ya vale la pena. A mejorar: es una lástima que el contexto eclipse tan claramente a su gastronomía y puesta en escena. Lo encontrarás en la calle correría 147.
Restaurante Los Guaranís
Si lo que quieres es comer bien a precio ajustado, el restaurante Los Guaranís y su menú te va al pelo. Comida de toda la vida, abundante y sin complicaciones. La cuajada casera y el flan son estupendos. Quizá no es precisamente el lugar más adecuado para descubrir la gastronomía del País Vasco (pintxos aparte), pero sí para comer bien y estar agusto. Situado en Portal de Castilla 42.
6 comentarios
Totalmente de acuerdo con la apreciación del Izartza. Fue un auténtico descubrimiento, y tenemos claro que vamos a volver, con probabilidad no pasando mucho tiempo.
También nos gusto Iñaki Rodaballo, los pintxos muy originales y una presentación atractiva.
En conjunto Gasteiz ofrece una amplia variedad de opciones gastronómicas para contentar a todos. Por cierto, el Portalón, con ser correcto, nos dejó un poquito fríos. Esperábamos mucho más.
Saludos! ;)
Cierto Guisantes, en el caso de El Portalón, es como si el contexto (el edificio) tuviera tanta fuerza que se coma literalmente lo que debería ser el protagonista que es su oferta gastronómica y la experiencia en si. Una lástima.
Dices bien JD, ir a Vitoria y no ir a Izartza es un delito!!Como también la miniatura del sagartoki….. Muy buen resumen gastronómico de nuestro fin de semana en Vitoria!! Un abrazo
Menudo descubrimiento el Izartza, aunque sólo porque estaba todo riquísimo merece la pena, el trato humano multiplica su valor por 100.
Totalmente deacuerdo Pau, el trato es un factor multiplicador enorme…
Åšwietna notka, myÅ›lÄ™, że każdy kto chciaÅ‚by zrobić sobie tatuaż powinien jÄ… przeczytać Tatuaż piÄ™kny, przemyÅ›lany Ja jednak nie odb‚w¼yÅaaÅym zrobić sobie nawet minidziarki.