Mi recorrido por el norte de Tailandia, me había dado ya grandes momentos. Mis experiencias en Chiang-Mai y la ciudad antigua de Sukothai, fueron un plácido paseo por el país, sin mayores contratiempos. Ayutthaya, rompió esa dinámica (aunque sólo por unas horas). Alrevés de todo el mundo, decidí ir de norte a sur, desde Phitsanulok hasta Ayutthaya en dirección Bangkok. El transporte seleccionado fue el tren nocturno. Por fin iba a probar las literas de los trenes tailandeses de los que tanto había leído.

El interior de la estación y las taquillas se fueron vaciando poco a poco.

El interior de la estación y las taquillas se fueron vaciando poco a poco.

El tema empezó a torcerse cuando un simple retraso de quince minutos se acabó convirtiendo en una eterna espera de más de dos horas con poca o nada de información sobre el tren. Destaco, aun y así, el buen servicio y la amabilidad del personal de la estación, quien estaba pendiente de avisarme en cuanto supieran algo.

Tuve que hacer uso del servicio, y experimenté lo que es mantener el equilibrio en un váter (un agujero en el suelo) muy sucio, inundado de agua con la mochila encima de la puerta entreabierta y el bolso al cuello mientras con una mano aguantaba la puerta para que no se abriera y me callera todo encima mío. Prueba superada.

Junto a la estación, un bareto musical se dedica a versionar (triturar, hablando claro) canciones de Alejandro Sanz en Tai, mientras, unas  señoritas que gustan de usar en exceso el maquillaje, esperan en la puerta. También me entretuve con una animada conversacion con una pareja francesa de mochileros que viajaba hacia Chiang-Mai con sus dos hijos de 5 y 6 años. No era la única familia (franceses principalmente) que vi viajando así. Me pareció la forma más educativa de viajar que puede haber.

A medio camino entre Chiang Mai y Bangkok.

A medio camino entre Chiang Mai y Bangkok.

Todo el mundo viajaba hacia el norte, así que me quedé allí más solo que la una, con las pocas ratas que se dignaban a cruzar las vías. El retraso se debía a la crecida de los ríos y las recientes inundaciones. Por fin el tren llegó, y la verdad es que no estaba nada mal. Limpio, cómodo y con el aire acondicionado a un nivel aceptable.

Por fin podía descansar tranquilamente después de un agotador día.

Por fin podía descansar tranquilamente después de un agotador día.

La altura de la litera sin protección no me daba mucha confianza, pero estaba rendido.

La altura de la litera sin protección no me daba mucha confianza, pero estaba rendido.

Mi duda era: ¿y a qué hora me pongo la alarma para despertarme? Decidí hacerlo a la hora de llegada oficial porque nadie sabía exactamente la hora a la que llegaría. Como mucho me despertaría en Bangkok (fin de trayecto) y tendría que coger otro tren o un autobús de vuelta hacia el norte. Para tu información, que sepas que puedes confiar, y que te vienen a avisar antes de llegar a tu destino. Eso sí, date prisa que apenas te dan un minuto de margen.

Llegado a la estación de Ayuttaya, un tanto desorientado.

Llegado a la estación de Ayuttaya, un tanto desorientado.

Me hicieron bajar en mitad de las vías, con las legañas puestas, y sin saber exactamente a dónde había llegado. La estación de Ayutthaya no está demasiado cerca del centro, donde hospedarse y visitar los templos. Estaba un poco descolocado, en una estación llena de gente durmiendo por aquí y allí,  frente a un mercado callejero a las cinco y poco de la mañana y planteándome, si quedarme allí hasta por la mañana o coger un tuk tuk para ya situarme en la ciudad e ir en busca de hospedaje en cuanto abrieran.

A esas horas y en frente de la estación había un mercado callejero abierto.

A esas horas y en frente de la estación había un mercado callejero abierto.

Ante estas dos opciones, elegí la que resultó más compleja y con resultados menos agraciados. Cogí el tuk tuk para irme al centro. Mi plan era esperar un rato en la puerta de una de las guesthouses de por allí (de hecho sólo hay media docena en un par de calles) y ver si había sitio.  Ya de camino me percaté del olor desagradable que hay por la ciudad. Era algo que no había notado en ningun otro sitio. Ayutthaya, me olía a basura en muchas de sus calles. Así de simple. Y no es que no recojan la basura, pero sí que tienen el hábito de recogerla arrastrándola por las calles hasta el camión, dejando el consiguiente reguero de manchurrones en aceras y pavimentos. La cosa no mejoró cuando me encontré la guesthouse con el cartel de completo en la puerta. Era previsible.

Ya estaba avisado sobre las manadas de perros callejeros que corren por las calles de Ayutthaya y a los que te recomiendan que no te acerques. Pero no me esperaba aquello. Ahí voy yo, cargado con mi mochila y mi guía Lonely Planet de Tailandia en la mano, a esas horas de la noche, por donde sólo transitaba un monje trasnochado (o madrugado, no sé).  De pronto sin saber de dónde, se me tiró un perro sarnoso ladrándome y con intención de morderme a escasos centímetros de mí. El susto fué monumental, y doy gracias al señor Lonely por el tamaño y peso de su guía.  La usé para defenderme del perro intentando pegarle en el morro con ella mientras yo lanzaba un ridículo grito de entre sorpresa y angustia agónica. Por suerte, y no sé si por mi grito o qué, pero el perro desistió y se apartó. Luego me percaté de que el simpático  monje se reía de la escena que acababa de presenciar. ¿Por qué?  ¿Era aquel un principio budista que todavía desconocía? Ves a saber, lo único que sé, es que a mí me temblaban hasta las orejas.

La guesthouse Tony's Place, un lugar un tanto peculiar.

La guesthouse Tony's Place, un lugar un tanto peculiar.

Un hombre con bigote a lo Fumanchú me abre para que duerma en la terraza. Se lo agradezco, aunque no puedo dormir. Con mucha paciencia y mientras trataba que no me acribillaran los mosquitos, logré una de las pocas habitaciones disponibles. Había cola de gente esperando habitación y nadie se nos ocurrió organizar una tanda para establecer el orden de llegada (yo era el primero) Así que nos pasamos dos horas de miraditas, salidas vueltas y comprobaciones de quién había llegado antes y quien después. Me salío por 1000 THB: mi presupuesto completo para 2 días, y que además no pdría usar hasta las 12h de la mañana, cuando la limpiaran. Estuve por decirles que era igual, que después de lo del perrito, usar una habitación sin limpiar, era lo de menos…

La habitación me salió cara pero me fue bien un poco de comodidad.

La habitación me salió cara pero me fue bien un poco de comodidad.

Fue entonces cuando tomé otra decisión poco afortunada. Sudado, sin poderme cambiar, ni duchar y todavía con el susto de perrito encima, me fui a alquilar una bici para irme a visitar los templos. En un desliz imaginativo, creí que aquello iba a ser como en Sukothai: un lindo parque para recorrer en bici entre las ruinas de los templos e idílicos parquecillos. Nada más lejos de la realidad. Ayutthaya  tiene también un tráfico caótico y los templos están desperdigados entre las calles de la ciudad, con poca o ninguna indicación clara. En mi diario dei viaje lo escribí tal cual:

Esto no es lo que me esperaba, huele mal y voy hecho un pordiosero…

Creo que esto es una percepción fruto del ofuscamiento por los acontecimientos, pero yo lo ví así.

Algo de lo poco que loguré encontrar.

Algo de lo poco que loguré encontrar.

El mapa que conseguí en la guesthouse no estaba a escala y las distancias que incialmente parecían unos centenares de metros se convetian en kilómetros. Y me perdí una y otra vez. Nunca he dado tantas vueltas sin encontrar lo que buscaba. Pringoso (ya no se podía decir que estaba sudado) y cansado, por fin encontré un templo (tropecé literalmente con él).  Até con el candado mi bici en la entrada, y me dispuse a disfrutar de un merecido y relajante ambiente budista.

El templo Thanon Si Sanphet, grande y aun así me costó llegar.

El templo Thanon Si Sanphet, grande y aun así me costó llegar.

Un buda enorme preside el edificio.

Un buda enorme preside el edificio.

Anexo al templo, un fantástico mercadillo medio turístico medio local con cosas muy interesantes y en que cometí (creo que fue allí) mi tercera acción torpe del día: Perder la llave del candado con el que tenía atada la bici.

Pescados, calamares secos, frutas y hortalizas fritas y saladas para picar...

Pescados, calamares secos, frutas y hortalizas fritas y saladas para picar...

Fue inútil intentarlo, aquello es enorme y a pesar de repateármelo de nuevo, no conseguí encontrar la dichosa llave.

Por suerte no había atado la bici a nada. Tuve que subirla a un tuk tuk (70 THB sin la mínima intención de regatearlos) mientras le explicaba al muy respetable, que no estaba robando la bici, sino que había perdido la llave y que iba a la tienda a por otra. Creo que el hombre no se creyó una palabra, pero no perdió la sonrisa…

El dueño de la tienda de bicis (una guesthouse de al lado de la mía que resultó tener un montón de habitaciones libres a un precio de risa comparada con la mía), creo que me vio la cara de desesperación de lo que estaba siendo un día irremediablemente casposo y me dio otra copia de la llave sin cargo alguno. Me contuve de darle un abrazo.

Era obvio que mi empeño en querer hacer las cosas apretadamente, no estaba dando buenos resultados, y para obtener resultados diferentes, decidí hacer algo diferente. Aparqué la bici, me ovidé de visitar templos, me fuí a la guesthouse a esperar mi habitación y a tomar una tranquila y merecida ducha.

Después de comer, ya sería otra historia. Y así fué….

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8 comentarios

  1. 12 diciembre, 2011 a 14:50 — Responder

    Demos gracias a que la guía Lonely Planet también sirva de arma arrojadiza! XD Pero yo también me hubiera cagado de miedo con los perros. Bueno, por lo que dices el día mejoró después de la ducha… menos mal! :D

    • 12 diciembre, 2011 a 17:48 — Responder

      jaja sí que mejoró Isabel , creo que las prisas y el querer aprovechar demasiado el día más allá de mis posibilidades era lo que estaba torciendo el día. Por suerte me di cuenta a tiempo y me metí en la ducha!

      un saludo!

  2. 12 diciembre, 2011 a 18:27 — Responder

    Pues vaya currada de post, además es para desco…..jonarse un poco, según lo cuentas.
    Yo también estuve en Patong de Puket una semana, llenito de rusos. Mi mujer y mi hija, se fueron un par de días a las Phi Phi. Yo me quede en el hotel (Milenium) y en el mall que había al lado, siguiendo tus consejos jejeje.
    Saludos

  3. 12 diciembre, 2011 a 20:45 — Responder

    Madre mía! Vaya aventura tu llegada a Ayyuthaya!! Entonces veo que me perdí poco por no ir, no?
    Saludos
    P.D.: Me gusta el cambio de look del blog!

  4. 13 diciembre, 2011 a 20:02 — Responder

    @MC bueno, sí que te perdistes… Ayuttaya tiene un par de templos espectaculares, pero no es Sukothai en cuanto a extensión y organización, tranquilidad..

    Ahora que lo sé, bueno, está bien, pero no es algo imprescindible de visitar…Quizá para una tarde no más :-P

    @Gildo veo que gustamos del mismo tipo de turismo jejeje Para gustos colores!

  5. […] vez… El Parque Histórico de Ayutthaya MeneameFacebookTwitterDespués de mi poco afortunada llegada a la ciuad de Ayutthaya, y tras una buena ducha, emprendí un recorrido de los templos y ruinas mas destacables del parque […]

  6. 17 abril, 2012 a 12:40 — Responder

    Disculpas pero me reí mucho con tu posteo de Ayutthaya. Es que estoy alojado en el Tony’s Place y por irme a Chiang Mai. Y creo haber tomado el mismo mapa que el tuyo, solo que mi rentadora de bicis me dio un candado viejo que ni pude abrir. He pedaleado unos muchisimos kilometros y me he perdido infinidad de veces. Pero así y todo, quien quita lo lindo del viaje. Un gran abrazo y gracias por los consejos.

    • 18 abril, 2012 a 16:49 — Responder

      Hola Maxi! Gracias por tu comentario siempre es gratificante saber que lo que escribo sirve de verdad para ayudaros a viajar. Me hubiera gustado disfrtutar un poco más de Tony’s Place, pero como ya sabes, las circunstancias no ayudaron ni disponía de más tiempo. Lo de perderse por Ayutthaya, bueno, qué se le va a hacer. Cierto es también que nada le quita emoción ni interés al lugar.

      un saludo!

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