Cuando un sábado al mediodía sin esperártelo te encuentras en los informativos de ámbito nacional una notica sobre un equipo de fútbol infantil de tu pueblo, te llama la atención y te despierta de forma inmediata del aletargamiento típico de esas horas.
Este equipo es un claro ejemplo de que la vida va por otro lado diferente al que los medios de comunicación nos las suelen contar todos los días, y que el mundo no es un lugar tan horrible donde ver crecer a los niños.
Un equipo de fútbol infantil mixto de Vilanova i la Geltrú se ha hecho famoso por la sencillez y práctica de equipo. Un ejemplo de la ilusión por ser niño y lo más importente, lo que se puede llegar a conseguir si dejamos ser niños a los niños. Un portero que a veces se acuerda de cojer la pelota con las manos, un equipo que marca un único gol y se lo dan en fuera de juego, unos delanteros que han aprendido a atacar en lugar de irse a cubrir la portería porque saben que la portería es demasiado grande para su compañero el portero…
El único objetivo del equipo resume toda su ilusión: jugar y divertirse, que es lo que en realidad deben hacer los niños. En toda la temporada les han marcado 270 goles y ellos sólo han marcado uno. Pero a pesar de estos pobres resultados (ojalá los grandes equipos supieran tener estos resultados) hay que disfrutar de la alegría con la que disfrutan jugando y mantienen toda su ilusión por llegar algún día a marcar un gol.
Me ha llamado la atención también, porque los padres no vuelcan en sus hijos sus fustraciones y ambiciones y asumen que llevan sus hijos allí para aprender a relacionarse, divertirse y compartir la ilusión de construir juntos el equipo.
¡Disfrútalo y llévate en tus viajes la sonrisa infantil de su ilusión!
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