La foto de hoy también tiene una pequeña historia detrás. Hace ya un par de años, andaba yo por la ciudad prohibida de Pekín, justo al inicio de mi ruta transmongoliana que me llevó desde esta ciudad a San Petersburgo. Era ya más de las cinco de la tarde cuando un ejército de guardias se encargan con más o menos éxito de vaciar el recinto de turistas. Todo un reto si tienes en cuenta las dimensiones de este sitio. El caso es que a mi izquierda había una pareja de chinos -creo- que iban a hacerse una foto mientras los guardias nos gritaban para que saliéramos de una vez de allí.
Ya casi cuando me iba, se me ocurrió volverme hacia ellos y entonces sucedió ese instante, ese momento que refleja la foto. La chica, con más arte que una bailarina representando el lago de los cisnes, se pega un bote de más de metro y medio de alto y posa para su chico. Bueno, y para mí que les robé la instantánea. Al pobre chico no le salió bien la foto y tuve que mandársela yo por mail.
Que los chinos son agradecidos de fotografiar es algo que tengo cada vez más claro. Quizá sea por que son muy diferentes a nosotros o por lo que sea, pero el caso es que este instante que les robé, fue quizá la mejor foto -o la que más me gustó- de las más de 10.000 fotos que hice durante todo el viaje. Sí una burrada de fotos, pero eso ya otro tema…
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