La costa norte de Barcelona siempre ha sido una desconocida para mí. Bueno, la conocía desde el tren porque de pequeño siempre íbamos a Pineda de Mar a visitar a la familia. Aquellos recuerdos de paisajes de las playas y polígonos industriales que veía desde la ventanilla, poco o nada tienen que ver ya con lo que es hoy en día esta parte de la costa barcelonesa.
Esta vez, ha sido el blog Descobrir.cat juntamente con el Área Metropolitana de Barcelona quien nos ha invitado a un grupo de bloggers y periodistas a hacer una ruta en segway (esos cacharros de dos ruedas que mantienen el equilibrio) y conocer de cerca la transformación de la desembocadura del río Besòs, sus alrededores industriales y la costa de Badalona hasta llegar a Montgat. Una buena oportunidad para hacer turismo de kilómetro cero y conocer un poco más nuestra historia más cercana.
Sant Adrià del Besòs y cercanías fue en el siglo pasado un punto de atracción industrial muy importante. Su mayor exponente -que aun se mantiene en pie en busca de reconversión para uso público- son las tres chimeneas de la central eléctrica del Besòs. Un edificio que a poco que las autoridades civiles y políticas se pongan las pilas, puede convertirse en un centro de vital importancia para el desarrollo cultural de la población. Por ahora, su uso sigue siendo incierto. Y en tiempos de crisis… Ya veremos.
Como en suele ocurrir, allí donde se da una alta concentración industrial, el medio ambiente es quien sale peor parado. El río estaba muy contaminado y la fauna autóctona había desaparecido. En la actualidad, y gracias al trabajo de asociaciones públicas y privadas, se está logrando recuperar el entorno y también preservarlo de nuevas posibles agresiones.
Algunas zonas de las playas están cerradas al público para permitir el anidamiento de algunas aves que suelen hacerlo en la arena. El agua vuelve a tener las especies de peces habituales e incluso se vuelven a ver pájaros que se refugian en los islotes para alimentarse. Poco a poco las aves vuelven a incluir los humedales del Besòs en su ruta migratoria. Algo que no pasaba desde hacía demasiados años.
Siguiendo la ruta hacia el norte, llegamos a Badalona. Una fachada marítima totalmente transformada y gratamente funcional integrada entre la línea del tren y grandes paseos y calles junto a la playa.
A pesar de estar a apenas unos kilómetros de Barcelona, el ambiente es mucho más tranquilo. Se nota que es verano y la afluencia de gente a la playa crece. Pero no está saturado, no encuentras el mogollón que se crea en Barcelona ciudad y sus playas. Todo me parece mucho más ordenado y limpio.
Estamos en Badalona, y sus playas invitan al baño. Aunque apenas ha empezado el verano y la temperatura no es de las más cálidas, el agua y las arenas -que para mi sorpresa se ven muy limpias- invitan a darse un baño. Me arrepiento de no haber traído el traje de baño. Hay calas y rincones incluso que bien podrían estar en cualquier parte de la Costa Brava.
El Pont del Petroli
Frente a la fábrica de la mundialmente conocida marca de Anís del mono, se encuentra el Pont del Petroli (Puente del Petroleo). Un testigo más transformado para uso público desde el que disfrutar de un tranquilo paseo y vistas de las playas cercanas. Este puente, servía antiguamente como punto de carga del petróleo que se traía para las empresas de la zona. Mide 250 metros de largo y quedó en desuso en 1990.
Se conserva actualmente gracias a la dedicación desinteresada de un badalonés pastelero, que en sus ratos libres iba allí a pintarlo y a arreglarlo. Finalmete se decidió conservarlo y transformarlo en estación científica y meteorológica, que actualmente gestiona la Universitat Politècnica de Catalunya.
La fábrica de Anís del mono
La botella de anís del mono y sus licores está presenta en las familias de muchos de nosotros. Las festividades y el folclore siempre han estado cerca de esta bebida espirituosa. Hasta hace poco no supe de que la fábrica se encontraba tan cerca de casa y me la verdad es que tenía mucha curiosidad por conocerla.
Resultó ser una agradable visita guiada llena de historia y anécdotas de una familia dedicada al negocio de los licores. ¿Sabías por ejemplo porqué el nombre de esta conocida marca? Pues tiene su explicación. Y todo es debido a una confusión en un pedido que el propietario hizo a uno de sus suministradores. Te lo contaré con más detalle en breve.
El aroma a anís de los aceites esenciales extraídos de la matalauva se huele ya desde fuera de la fábrica… Nos faltó una cata del producto, aunque casi mejor porque teníamos que conducir el segway hacia la siguiente etapa: el Parc de can Solei-Ca l’Arnús con su històrica estación meteorológica y Montgat donde comeríamos en el merendero Baños del Carmen, uno de los últimos merenderos que tanto me recuerdan a los originales de la costa del sur de España… Otro rincón lleno de historia y vida.
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