Viajar es una incógnita que tiene muchos matices. Puedes tomártelo como un divertimento o como algo que te complica la vida. O quizá te la simplifica. Quizá ni una cosa ni otra.

En algunas conversaciones con otros viajeros -quizá seamos en realidad simples viajantes- intentamos dar forma a esto de viajar. Ponerle una etiqueta o una denominación para diferenciarlo en la medida de lo posible, de lo que es una u otra cosa. ¿Tiene mucho sentido hacerlo? En realidad cada persona le da el sentido que quiere y sobretodo, sabe darle. Porque todos tenemos nuestros límites y cargamos con nuestra mochila emocional que nos hace percibir y vivir las cosas de una u otra forma. Cada viaje es diferente y en cada momento una misma persona siente y percibe de forma diferente. No hay mucho sitio para las etiquetas.

El síndrome del viajero eterno es un corto donde se hace una buena reflexión sobre la inquietud de viajar y cómo nos condiciona el hecho de hacerlo o no. Como bien dicen, hacer por ahí según que cosas debe tener un porqué. Al viajar, todo tiene un porqué… ¿Qué nos atrae tanto para querer desconectar cuando estamos aquí y estar conectados cuando estamos allí? ¿Por qué viajamos en autobús durante 14 horas y aquí nos irritamos cuando el tren llega 5 minutos tarde? …

Te invito a ver tranquilamente este vídeo que han hecho y compartido la gente del blog  algo que recordar. Una joya -en mi opinión- para darle un par de vueltas al asunto y quitarle un poco de importancia a esto del viajar mucho o poco, o hacerlo de una forma o de otra.

¿Será verdad que viajar que en realidad se trata de una enfermedad o defecto personal que nos lleva a no poder estar a gusto en ningún sitio?

Imagen de previsualización de YouTube

 

Artículo anterior

Luces de atardecer... en Rayleh - Tailandia

El puente colgante.
Artículo siguiente

El Skybridge y un teleférico de infarto en el monte Machincang - Isla de Langkawi (Malasia)

3 comentarios

  1. 16 enero, 2014 a 15:34 — Responder

    El video expone perfectamente la eterna insatisfacción del viajero. Más de una vez me he preguntado en este viaje, ¿pero quién me mandaba salir de casa? Y más de una vez he envidiado a esas personas que son felices viviendo en un solo lugar, con su rutina y su gente. Pero aquí sigo, después de varios meses y con ganas de continuar. Porqué sé que en casa me estaría preguntando ¿y qué hago yo aquí? Al final resultará que viajar es una maravillosa condena.

    • 16 enero, 2014 a 21:05 — Responder

      totalmente de acuerdo… Cambiar, improvisar el viaje, aprender y adaptarse… eso es mucho más que la rutina y hacer siempre lo mismo….

  2. […] El síndrome del eterno viajero es un corto de Algo que recordar, creado bajo la resaca de un mes de borrachera vital por Vietnam y Camboya. Encontrado en Viajar, comer y amar. […]

Responder a Irene Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *