El año 2011 está a punto de terminarse. Ha sido un año interesante, movido, desconcertante… excitante. No me puedo quejar en cuanto a viajes. Descubrir el sudeste asiático ha sido quizá el más grande de todos ellos. Y ha sido este viaje el que me ha despertado ciertas inquietudes y reflexiones que, aunque ahora no te las voy a contar, confío en poder ir haciéndolo durante el próximo año.

Con el blog, durante este año, he descubierto un montón de compañeros viajeros, emprendedores, aficionados, sibaritas del viajar, simples turistas… gentes que gustan de conocer lo que les rodea, lo que tienen a su alrededor, allí donde estén. Y yo, además, he descubierto, el gusto por una buena fotografía viajera. Bueno, hasta el punto en el que soy capaz de hacer una buena fotografía, claro. Hoy, me he levantado y me ha apetecido hacer un último viaje, antes de acabar el año. Un viaje a lo que más cerca tenía de casa: el mercadillo de los sábados. Quería verlo con ojos de turista, de extrajero que desconoce, como un transeunte curioso que descubre cosas de un país remoto y extraño. Me he liado a sacarle fotos a todo lo que me he ido encontrando, como si no lo hubiera visto nunca, como si estuviera a miles de kilómetros de casa… Descubriendo formas, olores, personas y costumbres desconocidas para el viajero.

Sin intención, sin objetivo concreto he ido pasando de una cosa a la otra, de un café con leche a una pintada, de unas mandarinas a unos caracoles, de los puestos de ropa a unas palomas… Ha sido interesante fluir entre la gente, los puestos y las calles para disfrutar del viaje. Sin haberlo planeado, sin haberlo pensado demasiado.

¡Deseo que este 2012 nos llegue a todos lleno de viajes y experiencias interesantes!

Puedes ver todas las fotos de este viaje en blanco y negro en Flickr.

Artículo anterior

Turistas en la niebla.

Artículo siguiente

Cómo moverse por Bangkok (BTS Sky Train)

Sin comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *