Bar Xukela

Dirección: Calle Perro núm. 2

Este es uno de los bares de pintxos más conocidos del Casco Viejo de Bilbao.

Bar Xukela, Bilbao.

Su decoración es más tradicional que otros más modernos como el Okela, y su barra de pintxos llama la atención por dos cosas. Una la variedad y colorido.

Algunos de los pintxos que ofrecen.

Y en segundo lugar, destaca el pequeño tamaño de lalgunos de ellos. Aun y así, me decidí a probar un par de esos pintorescos pintxos. Ten cuidado al elegir, que no te pase lo que a mí. Algunos repiten ingredientes y es fácil encontrarte con dos pintxos de aspecto diferente y sabores muy similares. Cabe decir, que muy ricos los dos.

Los pintxos que elegí: dos miniaturas muy ricas.

Aparte de los pintxos, lo que también me ha llamado más la atención de este bar es la historia de cómo a un par de amigos, se les ocurrió abrirlo. Así lo relatan ellos mismos:

Hace veinte años, allá por la noche de los tiempos, una pareja de garridos mozos torcían botas por el histórico empedrado del Casco  Viejo de Bilbao, que era entonces villa decadente, refugio de corsarios, campamento de bárbaros y paraíso de usureros; o sea, nada que ver con la actual.

Nuestros dos tuercebotas eran más o menos felices e indocumentados. Sus necesidades eran simples. Se alimentaban exclusivamente de sardinas viejas, tacos de bacalao a medio desalar y gildas caducadas; bebían infecto vino de año acorchado y agua de los charcos; cubrían a cuantas hembras se lo solicitaran, sin reparar en que fueran desdentadas o lucieran bubones y colmaban sus inquietudes intelectuales con la lectura de las ofertas de trabajo del periódico.

Pero una madrugada invernal de 1982 todo iba a cambiar. Tras una noche de juerga sórdida, propia de letra de tango, nuestros héeroes reptaban sin rumbo por el habitual deédalo de callejas. Su caprichoso deambular les llevó por la calle del Perro, poco frecuentada por los dos cantamañanas. Y allí, mientras desclavaban unos tablones que sellaban una lonja sin actividad, con el fin de hacer una hoguera con la que combatir la rasca de la mañanada, tuvieron la revelación junto con las primeras luces del día.

– Oye, ¿y si alquilamos esta lonja y ponemos un bar aquí? -dijo Txonpa. -¿ Y sentamos por fin la cabeza? -dijo Coli.
– Bueno, por lo menos la acostamos un rato.
– Me parece que ya lo estoy viendo. Lo podemos llamar Xukela, que significa perrito en euskaló.
– y al principio andaremos tan verdes, que pesaremos hasta las raciones de queso.
– y en el botiquín de primeros auxilios tendremos siempre condones, porque dentro de poco se inventará el sida.
– y llenaremos las paredes de cuadros de pintores de la zona, a los que intentaremos pagar en especies.
– y montaremos una biblioteca con las dos naciones de los clientes; al principio sólo de libros de consulta y luego de cualquier cosa.
– y pondremos un reloj con la frase aquella tan alegre de «todas hieren, la última mata».
– y una vitrina con mil chorraditas. -y contrataremos camareras.
– No, que nos conocemos -dijeron ambos-. Mejor nos apañamos con Gabino y Vicen.
– y nos visitarán intelectuales y artistas que tratarán de dejarnos cañones. -y tendremos aire acondicionado, pero a mí no me dará la gana
encenderlo.
– y yo inventaré unas ensaladas alas que les pondré el nombre de las tres hijas que voy a tener. No te lo he dicho nunca, pero tengo vocación de padre de familia numerosa. -y los lunes no habrá quien me aguante.
– y cuando se construya el Guggenheim, vendrán los guiris y les sacarán fotos a nuestros pinchos…

…y allí estaba yo, un guiri haciéndole fotos a sus pinchos antes de hincarle el diente 29 años más tarde de aquella fría madrugada de 1982…

Ambiente tranquilo en el Xukela.

Más info | xukela

[OA-Bilbao]