Miedo a volar...

Miedo a volar…

El día anterior, el grupo había identificado todos sus miedos. Además la experiencia con el simulador de vuelo, aclaró muchas dudas y marcó un hito importante en lo que iba a ser el inicio real del aprendizaje del curso: poner en práctica la teoría en un vuelo real.

Para ello, nada mejor que una buena charla técnica por la mañana. Javier, piloto con sobrada experiencia, nos hace un repaso sobre los aspectos más importantes de la aviación. Cosas, en las que la mayoría basamos nuestros miedos, básicamente por puro desconocimiento.

La resistencia de las alas un punto muy importante de la charla.

La resistencia de las alas un punto muy importante de la charla.

Entre otras cosas se explican qué son las turbulencias y en qué pueden afectar al avión, cómo se comportan y qué se hace para evitar, más que peligros, incomodidades a los pasajeros.

La resistencia de los aviones es un tema que nos preocupa mucho a todos. Las explicaciones de Javier nos dejan más tranquilos, aunque no todos se quedan convencidos.

Tras una larga charla, llena de dudas y aclaraciones, Manuel -el chófer del autobús que también tiene miedo a volar- nos pone en el CD la rumba Volando voy, volando vengo… y nos lleva a comer. ¡Qué majo!

Se nota que empezamos a estar nerviosos, porque aunque el ambiente sea cordial entre nosotros, todos sabemos a lo que nos enfrentamos en apenas dos horas: un vuelo Madrid-Barcelona-Madrid. Ya te puedes imaginar. Un grupo de ansiosos con miedo a volar, en un avión abarrotado de gente extraña, no anima a imaginarse una situación confortable.

Hora de comer.

Hora de comer.

La comida en el Hotel Meliá Barajas no es para tirar cohetes. Aunque me sirve para descubrir que las perruchitas no tienen nada que ver con el pollo e intuyo que el establecimiento no necesita esforzarse mucho para tener la clientela asegurada.

Perruchitas aparte y con el tiempo justo, nos trasladan al aeropuerto. Es un momento tenso. Sabemos a lo que nos enfrentamos, y sabemos que no hay vuelta atrás. Aun y así, no puedo evitar notar que los nervios y la ansiedad crece por momentos.

Para colmo, previo a embarcar, Luisa -siempre pendiente de nuestras inquietudes- nos reune en la sala VIP para hacer un repaso – uno a uno – de nuestros principales miedos y nos hace repetir lo que tenemos que pensar para desactivar el pensamiento que nos produce el miedo y nos lleva a un estado de ansiedad.

Como yo estoy tomando fotos y vídeo del momento, cual Diario de Patricia, me quedo para el final y el rato se me hace interminable. Tengo que admitir que salí de la sala más nervioso de lo que entré. Es como una reuinión de hipocondríacos en la que cada uno cuenta los síntomas que tiene. Yo acabé fatal… Pero en fin, es un mal trago necesario para tener presente el procedimiento antes de subir al avión.

Momento de nervios previo a subir al avión.

Momento de nervios previo a subir al avión.

Si no fuera poco, el momento se adereza entrando los últimos al avión. Siento que todos nos miran. La tripulación no sabe quienes somos, pero siento que en realidad es como si todos lo supieran. Además, nos han dado asientos de cola, que es donde más se mueve el avión. Creo que lo han hecho aposta. Llegar hasta mi asiento me parece una eternidad. Si hubiera podido habría salido corriendo.

Luisa y Javier nos acompañan, lo que es de gran ayuda. Bueno, Javier se duerme casi antes de despegar. Lo que tranquiliza mogollón, vamos.

El vuelo de ida ha sido tenso con  un poco de movimiento, pero efectivamente he podido poner en práctica  el procedimiento que hemos aprendido y con la práctica, logras reducir mucho la ansiedad. Al llegar a Barcelona, tiempo para comer algo y tomar un refresco. Nos hemos abstenido de tomarnos un lingotazo para pasar el susto.

Hay quien rompe a llorar de la tensión aunque más animada porque el vuelo ha sido muy diferente a otras ocasiones. Otros siguen con la cara de susto aun puesta, dispuestos a enfrentarse al vuelo de vuelta. Yo me como un donut que me sabe a gloria. Cada uno pasa la ansiedad como puede…

Ansiolíticos...

Ansiolíticos…

No te pierdas la cara de la azafata que nos vuelve a ver entrar en el avión. La chica ha flipado purpurina. Le digo todo serio que en realidad no nos ha gustado nada Barcelona y que nos volvemos a Madrid. Se le desencaja la cara. Piensa que es algún tipo de broma -es  obvio- y finalmente le tenemos que contar quienes somos y que estamos haciendo un vuelo de prácticas para perder el miedo a volar. Sigue flipando en colores.

El vuelo de vuelta – seguimos en la cola del avión, un poco más atrás- es más movido que el de ida y aun así logro disfrutarlo bastante viendo por la ventanilla las nubes y los botes del ala del avión en las turbulencias.

Es verdad que teniéndolo todo bien fresco, con la psicóloga sentada en la fila de delante y Javier casi roncando dos más allá, todo pasa más fácil y es más difícil entrar en estado de ansiedad. No puedo evitar preguntarme ¿qué pasará cuando no estén ellos? Pues eso es lo que he podido experiementar hace unos días.

Como sabes, acabo de llegar de Baja California Sur (México) y como es obvio he tenido que zamparme 13 horas seguidas de avión. La verdad es que no pude evitar la tentanción de elegir un buen asiento en alguno de los vuelos -cosa que tengo que evitar a toda costa para seguir superando el miedo-, pero también tengo claro que gracias al curso, he volado bastante tranquilo y he logrado dormir hasta con turbulencias. Así que estoy más que contento con los resultados.

No te creas que el miedo desaparece por completo.  Los que somos controladores, lo somos por defecto, y nada hace que continuamente  aparezcan todos esos pensamientos que nos ponen en alerta. Pero con la práctica, vas aprendiendo a desactivarlos de forma rápida y así evitar una ansiedad prolongada. Sabes lo que son las turbulencias, cómo funciona el avión y lo que resiste el aparato. ¿Entonces?

 

 

 

 

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5 comentarios

  1. 3 mayo, 2013 a 22:59 — Responder

    Tener claro como funciona el avión es básico, no tengo la menor duda. El curso no está mal pero tendrían que incluir un Palma-Barcelona además de un Madrid – Barcelona, para lo poco que dura a veces se puede llegar mover bastante el avión. Un Palma – Estocolmo es mucho más placentero, no solo por el wifi. Diría que la distancia influye por eso te fue fácil el vuelo a México. Si un día te quieres venir a merendar a Palma, las ensaimadas también son buenas para la ansiedad ;)

    • 6 mayo, 2013 a 17:19 — Responder

      Gracias Judith por el ofrecimiento! una ensaimada es una excusa perfecta! un saludo

  2. 5 mayo, 2013 a 17:22 — Responder

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: El día anterior, el grupo había identificado todos sus miedos. Además la experiencia con el simulador de vuelo, aclaró muchas dudas y marcó un hito importante en lo que iba a ser el inicio real del aprendizaje del curso:……

  3. Isabel
    15 mayo, 2013 a 14:16 — Responder

    Buen reportaje. Yo era una de los 17. Acabo de hacer un viaje en avión, el primero después del curso: Madrid-Palermo-Madrid, vía Roma. Lo de «vía» tiene su importancia, porque me aterrorizaban los despegues. Pues, ¡tan tranquila! El de vuelta fue hasta aburrido, a pesar de alguna turbulencia y un aterrizaje en Madrid con tormenta. A mí, el terror me lo causaba el desconocimiento. Una vez supe cómo funcionaba un avión, los ruidos normales y en qué consistían las turbulencias, todo solucionado…Aunque no voy a negar que estaba nerviosa antes de subir al avión a Barcelona. No a todos les resultará tan fácil, quizá algunos tarden meses en superar esta fobia, pero hay que intentarlo…

  4. […] a mí me daba miedo volar es un hecho. Pero desde que hice el curso para perderlo, la cosa ha cambiado. No es que sea el hombre más bravo del mundo en esto de separar los pies de […]

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