Entrada principal el restaurante, frente al puerto deportivo (Foto: rest. El Puerto)

Entrada principal el restaurante, frente al puerto deportivo (Foto: rest. El Puerto)

No hace muchos días, durante la invitación al evento #GijónGastronómico, tuve la oportunidad de probar un destacado restaurante de la ciudad de Gijón. Las expectativas estaban altas, aunque el viento y la lluvia con la que me recibió la ciudad por la noche, no iban en la misma dirección.

No hace falta decir, que en un eventos de este tipo, se peca de mostrarte lo mejor de lo mejor, aunque no siempre sea lo más interesante. Este no es el caso. El restaurante El Puerto, ha sido, para mí, como estar ante un plato ya conocido en el que descubres nuevos sabores y donde me he encontrado muy cómodo.

Vista de la planta inferior (Foto: rest. El Puerto)

Vista de la planta inferior (Foto: rest. El Puerto)

Los autores del invento, los cocineros Gonzalo Pañeda y Antonio Pérez (y todo su equipo, por supuesto) han sabido crear un producto de muy alta calidad. Pero no sólo por los platos, sus ingredientes, sus presentaciones… sino también por la decoración, el entorno, la atención del servicio… Como ellos mismos dicen:

Humildad, sentimiento y dedicación son nuestras señas de identidad.

El edificio ha adquirido un aire marinero tradicional pero muy moderno, con ambientes diferenciados y un servicio sencillo y cercano que nos hizo sentir como en casa. Bueno, eso es imposible pero muy a gusto, sí.

Crema de bacalao.

Crema de bacalao.

El menú degustación se compuso, como entrante, de una crema de bacalao que ya apuntaba maneras de lo que vendría después. Yo llegaba con hambre y me supo  a gloria.

Seguimos con un crujiente con foie y compota de manzana. Muy rico, aunque nada del otro jueves. Yo aun estaba impresionado por la crema de bacalao del entrante… El foie con el que me tropecé en Bilbao, sigue ganando la jugada.

El foie también acompañado de compota de manzana para contrastar.

El foie también acompañado de compota de manzana para contrastar.

Llegó el gran descubrimiento de la noche. Los oricios de mar (herizos de mar). No los había probado nunca.  Los oricios, o te gustan o no los soportas. A mí me encantaron. Es una delicatessen muy especial con un sabor muy intenso y duradero. Como el amigo Egoitz ha escrito en su blog Es como darle un bocado al cantábrico. Su sabor perdura un buen rato y me impactó. Un gran descubrimiento. Se trataba de una crema helada de oricio con un trocito de manzana frito como si fuera una patata chip.

Un bocado de mar Cantábrico.

Un bocado de mar Cantábrico.

Para comer  oricios frescos de temporada, hay que ir a Gijón en enero, que es cuando se hace la recolecta.

El queso Rey Silo se funde y es suave y cremoso.

El queso Rey Silo se funde y es suave y cremoso.

El menú degustación siguió con un rico saquito (o lo que fuera) de queso asturiano Rey Silo, un queso muy poco explotado y que está dándose a conocer poco a poco en la cocina con muy buenos resultados. La compota de manzana, muy presente en los platos asturianos también se apuntó al festival.

¡Y llegaron los callos! Me sorprendió comer callos en Asturias. Los hacía más de otras regiones, pero allí estaban, delante mío, en un cuenco amenazado  llenar todo mi limitado estómago y dispuestos a no permitirme disfrutar del resto del menú. Pero no. Creo que (aunque a mi madre le haya dolido escucharlo)  nunca había probado unos callos tan espectaculares.

Los inesperados callos.

Los inesperados callos.

En trozos muy pequeños, muy desengrasados y sobretodo muy ligeros (parece imposible, pero sí) el bol de callos cayó (obsérvese el juego fonético tan tonto que me ha salido), y no solo los míos, sinó que no me  pude resistir a dar cuenta también del los de la chica de la oficina de turismo. Peor no puede sonar, pero se puede decir que me comí los callos de Carla. Increíbles.

Merluza fresca con aire de tomate (la espuma en cuestión)

Merluza fresca con aire de tomate (la espuma en cuestión)

De plato final, una merluza sensacional con aire de tomate. Sinceramente, la espuma no me alegraba la vista sobre aquella estupenda merluza fresca. La cocina española debería olvidarse de según que pamplinadas a la hora de cocinar. La espuma tenía un cierto aroma a tomate, pero a mí no me convenció su aspecto. Prescindible. Pero la merluza en cambio, con su crema y aceite de oliva sin más, ya eran todo un espectáculo de sabor.

Crema de arroz con leche.

Crema de arroz con leche.

De postre, un arroz con leche muy tradicional asturiano, transformado en crema de arroz con leche con azúcar quemada por encima. Muy rica. A pesar de todo el menú, incluídos los dos platos de callos, siempre me queda un segundo estómago para los postres. Y pude repetir.

Mi felicitación a la cocina y también al servicio y la chica gaditana que nos atendía. A pesar de estar en un restaurante de nivel, fueron cercanos y nada rígidos. Nos hicieron sentir muy cómodos, y eso si te vas a gastar lo que te vas a gastar allí, se agradece.

Ambiente tranquilo y sencillo para disfrutar aun más de la comida.

Ambiente tranquilo y sencillo para disfrutar aun más de la comida.

Así que mi primera experiencia gastronómica en Gijón fue todo un descubrimiento.

El menú degustación del Restaurante El Puerto es una experiencia que, si puedes, no deberías dejar pasar. Obviamente sus precios son altos, pero está dentro del programa Gijón Gourmet que te permite disfrutar de un menú similar por 45€. De todas formas, en su web tienen publicada su carta con sus precios te puedes hacer una idea del presupuesto que necesitas.

Anotado en la lista de los imprescindibles para las ocasiones más espceciales.

Fotos y más fotos del restaurante y sus platos aquí.

 

 

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1 comentario

  1. 19 junio, 2012 a 11:34 — Responder

    Una auténtica experiencia gastronómica, ¡felicidades por el post!

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