Que me gusta comer es obvio y que aun me gustan más los saraos con otros bloggers y amigos para compartir una buena comida, pues también. El pasado sábado se celebró la tercera calçotada & tweets en el Restaurante Can Besa, en pleno centro del parque natural del Montseny. Fuimos más de cien personas en aquel no parar de calçots (muy bien hechos, por cierto) y habrá que ir pensando en ampliar el espacio si el evento sigue creciendo a este ritmo.
Para quien no sepa qué es una calçotada, te cuento. Una calçotada es una comida típica catalana. En ésta el primer plato siempre está formado por calçots -cebolletas- asadas. La gracia, está en la salsa en la que se mojan los calçots y el más o menos arte que hay que tener para comerlos. La combinación me encanta. Enero y febrero es la temporada de calçots y son habituales las reuniones de amigos y familiares para comerlos. Es más un acto social que otra cosa, creo yo.
Ya sabes que las cosas nadie las hace como la madre de uno. A pesar de eso, la salsa, que para mí es lo más importante de una calçotada, me gustó bastante, quizá mejor que la del año pasado. A punto estuve de pedir un tupper para llevarme un poco de esa salsa para el día siguiente (la salsa de calçots combina con lo que quieras).
Por suerte, el babero -sí, lo has leído bien, el babero- ayuda a no llegar al segundo plato con más lamparones que la ópera de París. En este restaurante, y creo que es un acierto hacerlo así, los calçots se comen en un salón diferente al que usamos para el segundo plato. Comer calçots es de todo, menos limpio y glamuroso. Así que se agradece cambiar de mesa y poder pasar por el baño para adecentarse un poco antes de darle paso a la carne en una mesa limpia y ordenada.
Habitualmente el segundo plato está formado por carne a la brasa -butifarras, cordero, morcilla…- así que entre los calçots y la carne, imposible que te quedes con hambre. El postre es siempre cosa del segundo estómago, que está ahí en la reserva para hacerle un hueco a lo dulce.
Para amenizarlo -y para darle más emoción también al tema- Sònia Graupera, quien organiza todo esto, se curra un montón de patrocinadores. Al ser muchos, no se pudo hacer el ya tradicional bingo -con su ir y venir de lentejas incluídos- y se hizo a modo de lotería. Me tocó una noche en un estupendo hotel de Barcelona del que ya te contaré cuando vaya. Suerte que tiene uno.
Para terminar, nos obsequiaron con un bote casi de kilo de Nutella, debilidad confesa de Sònia y de muchos de nosotros. El nutellazo, como lo llamamos luego ya en petit-comité, ha pasado a ser compartido con los compañeros de la oficina, porque semejante bote para mí sólo en casa, era demasiado tentador…
El restaurante tiene su página web aquí. Y déjame ser honesto (que nadie se moleste), a la página le hace falta una renovación urgente. Será deformación profesional…
Si quieres, puedes ver toda la lista de premios y patrocinadores del evento. Sólo te digo que nadie de los asistentes se quedó sin premio, y eso es de agradecer.
6 comentarios
Fue una verdadera bacanal de calçots. Fue un evento perfectamente organizado y con una anfitriona fantástica.
Gran organización, toda la razón.
Si tu supieras lo que me he reído con tu foto a traición a mis compis de Fashion Travel Bloggers… Hay que ser malo!
:P
El año que viene intentaré no perdermelo… Pero a mi no me vas a pillar haciendo muecas mientras como calçots!
jaja Patricia… habrías caído como las demás. Y que conste que tengo otra foto de ellas que me la guardo para cuando haga falta… :-P
Argggg qué pena no haber podido asistir. El año pasado me lo pasé genial y veo por tu post que la cosa va a más. Sònia Graupera sabe lo que hace, sí señora :)
Debo decir por eso, que por los caminos indescifrables de los blogueros a migos, me ha llegado un nutellazo y mis tres peques le están metiendo mano que no veas.
El año que viene no me lo pierdo :)
Salut i bon profit!!
Te lo has perdido Daniel… una lástima, aunque veo que tus contactos han funcionado y el nutellazo te ha llegado de todas formas… bien hecho!