En el pasado #TBMAGP en Málaga, pude participar en la nueva sección Conversaciones viajeras, en la que los que quisimos nos apuntamos a hablar de lo que nos apeteciera, relacionado con viajar, nuestro blog, nuestros proyectos como emprendedores… Yo me basé en mi reciente experiencia en Tailandia, para reflexionar sobre nuestro papel como turistas, viajeros, o paseantes (ponle el nombre que quieras) y nuestra responsabilidad como blogueros a la hora de escribir sobre lo que experimentamos.

Imagen que ilustró mi conversación viajera (Yo mismo en plena turistada en las islas Phiphi)

Imagen que ilustró mi conversación viajera (Yo mismo en plena turistada en las islas Phiphi)

El hecho es que cuando viajamos, participamos de actividades o realidades que a veces, y por desgracia, la mayoría de las veces tienen un impacto en su entorno. Y no sólo a nivel ecológico, sino también en su ámbito social y cultural. Viajando por diversos lugares de Tailandia, he podido ser consciente del impacto que tenemos al hacerlo. Me impactó ver cómo las islas Phi Phi, un verdadero paraíso natural, está siendo triturado cada día por miles y miles de turistas.

¿Y cómo empezó todo este desastre? Pues con una película. Desde que Danny Boyle, en el año 2000, hizo La Playa (protagonizada por Leonardo Di Caprio). Desde entonces, sus playas e islas no han dejado de recibir un saturado y no siempre concienciado turismo, que ha transformado la realidad en un triste circo de ir y venir de gente en barcas, ruido, corales machacados y basura. Y todo porque alguien publicó una película…

También en Patong Beach (Phuket), observé, casi espeluznado como las actividades en paracaídas amarrado a una lancha, se desarrollaban sin el menor reparo por algunos turistas, mientras el tipo del equipo que volaba con él, para manejar el paracaídas, iba tan sólo agarrado con las manos a las cuerdas. El turista ataviado con su chaleco salvavidas y un arnés de seguridad volaba a más de 300 metros de altura con el tipo enganchado a su espalda sin ningún tipo de arnés o sistema de seguridad… Espectacular, pero a la vez, espeluznante.

El tipo que guía el paracaídas no va atado a nada.

El tipo que guía el paracaídas no va atado a nada.

Y yo, como otros muchos viajeros, vivimos experiencias que luego transmitimos a nuestros lectores, que nos siguen, que nos creen, que incluso (alguno hay) que nos admira por lo que hacemos. En mi caso no muchos, pero en la sala se encontraban blogueros de gran trayectoria a los que leen un público muy amplio.

Queramos o no, influenciamos y animamos, en muchas ocasiones, a  nuestros lectores, que acabarán haciendo el viaje y las cosas que nosotros hemos hecho y hemos contado en nuestro blog.

Lo que yo hago viajando… ¿Qué impacto tiene? ¿Genera un trabajo digno? ¿Es sostenible? ¿implica a niños y afecta a su educación? ….

La reflexión que me acompañó durante el resto del viaje no rondó sólo sobre el impacto de las actividades que hice, sinó también, como blogger, mi responsabilidad a la hora de contar esas experiencias. En este punto de mi exposición, me vino de perlas la definición del compañero de elrincondesele.com de esta misma conversación viajera…

Somos influenciadores; seamos también inspiradores. (o algo similar, esta era la idea)

Cuando escribimos, y no siempre nos damos cuenta, podemos influenciar a nuestros lectores a hacer el viaje y actividades que nosotros hemos hecho. Y debemos ser conscientes de ello. Tenemos la oportunidad  de describir solamente postales idílicas y actividades excitantes o además, también de describir su contexto para inspirar a nuestros lectores, más que influenciarles, a elegir su viaje y sus actividades.

Mi propuesta, desde Viajar, comer y amar, es sencilla, pero no fácil. Escribir sobre mis viajes, pero además, tratar de transmitir el impacto de éstos y sus actividades en el entorno y la gente donde las realizamos, sin obviar aquello que he visto y que no me ha gustado o creo no es lo mejor para su entorno.

No se trata de decirle al lector, qué debe o qué no debe hacer, qué es bueno o qué es malo, porque cada turista, cada viajero, cada lugar es único y diferente. Se trata de transmitir una imagen global de ese momento y el impacto que generó cuando yo estuve allí, para que de esta forma, demos la oportunidad a nuestros lectores, para decidir con qué quieren  participar y con qué no, consiguiendo una experiencia más intensa y consciente de sus viajes.

Tú lees, tú decides...

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7 comentarios

  1. 29 septiembre, 2011 a 13:42 — Responder

    Estoy totalmente de acuerdo contigo, pero también tengo que admitir que a veces es complicado. Sin quererlo a veces no se es consciente de que tus actos están teniendo un impacto para nada positivo y no hablo de llevar a un señor colgado del paracaídas, que como podrás entender no haría ni loca. Yo también me horrorizo cuando veo según que conductas viajando. Aún así como «inspiradores» si que deberíamos intentar al menos tener una influencia que sea lo menos negativa posible cuando hablamos de un destino.

  2. 29 septiembre, 2011 a 14:04 — Responder

    Estoy de acuerdo con todo lo que citas, muy buena síntesis de lo que narraste en tu participación viajera.

    Desde luego el hecho de potenciar un destino turístico, no tiene porque provocar que se deje de cuidar y proteger, hay que encontrar un justo equilibrio.

    Por cierto, aún me rio con esa foto que elegiste para la presentación, buenísima elección jaja

    Saludos!!!

  3. 29 septiembre, 2011 a 14:07 — Responder

    Aunque sea dificil debemos ser en parte responsables de lo que contamos, pero fundamentalmente de lo que hacemos. Si somos responsables de partida, todo lo que se desencadene será positivo y por tanto no habrá una influencia negativa. Cuando viajamos, somos nosotros los que debemos agradecer al lugar por abrirnos sus puertas y respetarlo, con inmersión en su funcionamiento y no permitir que sea el lugar el que se adapte a nosotros. Eso mismo debemos transmitirlo con fuerza a nuestros lectores, debemos crear nuestro concepto de viaje, que sea responsable y que desprenda ilusión, que será buscada por los demás más tarde.

  4. 29 septiembre, 2011 a 18:50 — Responder

    @Isabel, es complicado sí, pero siempre que nos acordemos y lo veamos claro, pues no dejemos de hacerlo… algo habremos hecho no?

    @Jose Carlos: Ciertamente, el hecho de generar actividad turística no implica que el trabajo que generes sea digno justo o sostenible para el medioambiente o socialmente.

    @Boquerón: Me quedo con lo de agradecer al lugar por abrirnos sus puertas y respetarlo con inmersión en su funcionamiento… Has dado en el clavo. Si en un país extranjero haces las cosas que haces en el tuyo, quizá hay algo que no esté en su sitio…

    Gracias a todos por vuestras aportacones!!!

  5. 30 septiembre, 2011 a 20:03 — Responder

    […] No se trata de decirle al lector, qué debe o no debe hacer, qué es bueno o qué es malo, porque cada turista, cada viajero, cada lugar es único y diferente. Se trata de transmitir una imagen global ese momento y el impacto que generó cuando yo estuve allí, para que de esta forma, demos la oportunidad a nuestros lectores, para decidir con qué quieren participar y con qué no, consiguiendo una experiencia más intensa y consciente de sus viajes. (leer completa en Viajar, comer y amar). […]

  6. […] una interesantísima conversación viajera, con participación de Cicerone, Cristina, José Miguel, José David, Ivan, Egoitz, Antonio, Carlos, Abigail y Pedro, Iñaki e Ignacio, enriquecida con las aportaciones […]

  7. 2 octubre, 2011 a 0:24 — Responder

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: En el pasado #TBMAGP en Málaga, pude participar en la nueva sección Conversaciones viajeras, en la que los que quisimos nos apuntamos a hablar de lo que nos apeteciera, relacionado con viajar, nuestro blog, nuestros proyect……

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