Es curioso cómo la arquitectura de lugares, a veces, tan distantes se llega a parecer tanto. Edificios que no tienen que ver mucho entre sí, coinciden en detalles arquitectónicos que supongo, deben responder a lo que en la época debieran ser las modas, o lo más cool del momento. Es el caso de un sorprendente parecido entre dos casas: la Casa dos Bicos (Lisboa) y el Palacio del Infantado (Guadalajara). Ambas, coinciden en su decoración de la fachada a base de picos de piedra.
Curioso, ¿verdad? La foto del Palacio del Infantado pertenece al post de viajablog sobre su visita a la ciudad castallana. Respecto a la Casa dos Bicos, podéis encontrar más informacion aquí durante mi visita a Lisboa.
Y por lo que parece que hay algunas más por ahí, como la Casa de los Picos de Segovia.
En cuanto a los nombres de las casas, no parece haber mucha imaginación. Lo que sí que tienen, son algunas leyendas al respecto…
En el caso de la de Segovia, la más verosímil es la que cuenta como esta casa era propiedad de un moro rico. En 1492 con el decreto de expulsión tuvo que abandonar su casa y el país. Pero el nuevo propietario no podía evitar que la siguiesen llamando la casa del moro, por lo que para cambiar el nombre, le cambió completamente la fisonomía, llenando su fachada de esos picos de diamante que la hacen tan singular.
Y consiguió su objetivo, porque pasó a conocerse desde entonces como la casa de picos.
Y cuenta otra leyenda que bajo uno de esos picos (365 dicen que tiene), se encuentra un tesoro. Leyenda que por cierto coincide con la de la Casa de las Conchas de Salamanca, aunque el origen de esta leyenda parece más bien estar en manos de los jesuitas que al negarse a vender sus propietarios la casa de las conchas, no tenían en la gran Iglesia que habían construido unas buenas vistas, por lo que hicieron correr ese rumor para que la gente fuese arrancando las conchas y deteriorando la fachada, a ver si de ese modo conseguían comprar la cas para luego derribarlo.
Aún hay otra leyenda que nos cuenta la historia de Don Íñigo de la Hoz, propietario de esta casa que partió a la guerra contra los musulmanes en Sierra Morena, durante la cual apresó a Abu-Djavar sometiéndolo a tortura. A su vuelta había quedado viudo y con una hija a la que puso por nombre Guiomar.
Como todos los hijos, creció y se convirtió en una bella dama a la que un mancebo dejó embarazada. El padre al enterarse pactó con el diablo (por lo que se ve el diablo tenía mucho trabajo en Segovia pues también fue el encargado de construir el Acueducto en una sola noche) para que la fachada se llenara de garfios y el mancebo se desgarrase al escalar por la fachada.
Pero no acudió esa noche el mancebo sino un criado con una nota en la que el que se confesaba padre del futuro hijo de Guiomar, era el hijo de Abu-Djhavar, que de esta manera se vengaba por las torturas recibidas por el padre.
Contándole lo sucedido a su confesor, este le tranquilizó y tras exorcizar la casa, los garfios que estaban saliendo, se transformaron en los picos cuadrangulares de piedra que ahora vemos. (Leyenda recogida en Internet).
Lo cierto es que a pesar de su sencillez, es una de las casas más conocidas y famosas de Segovia, alojando en su interior la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos.
[OA-Lisboa]
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