Uno de los recintos donde se exponen los búfalos comunes.

La región de Tana Toraja es famosa por su cultura y relación con los muertos. Sus funerales duran varios días y reúnen a gran cantidad de gente. El búfalo es sin duda una pieza fundamental de esos eventos. En un funeral de una persona importante en la comunidad, se precisa sacrificar al menos 24 búfalos. A eso hay que añadirle que los familiares y vecinos que son invitados, deben hacen los honores correspondientes llevando los suyos propios. Se entiende entonces que el mercado de Bolu concentre un enorme volumen de transacciones comerciales con estos animales.

El vendedor espera junto a su búfalo en venta.

Al búfalo se le controla por la nariz. La fuerza del animal es tal que hace imposible hacerlo de otra forma.

El sol cae en vertical desde primera hora de la mañana (Bolu está próximo al Ecuador) y reseca la piel de los animales haciéndola parecer menos atractiva. Para evitarlo se remojan periódicamente.

En la población de Bolu (a un par de kilómetros de la ciudad de Rantepao) se celebra cada seis días el mercado tradicional del búfalo.  Este hecho hace el mercado tenga la particularidad de caer siempre en un día diferente de la semana. Algo que el visitante debe tener en cuenta si lo quiere visitar a pleno funcionamiento.

De hecho, el mercado es permanete, pero sólo cada seis días se acude a él para poner a la venta todos los búfalos. Es entonces cuando se llevan allí los mejores ejemplares y las pujas por ellos mueven millones de rupias. Un búfalo normal puede constar entre 30 y 80 millones de rupias. Los más especiales pueden llegar a costar 300 millones. El pelaje y su color tienen la clave del precio.

El albinismo en los búfalos de Tana Toraja es una característica única muy apreciada. No hay nada más caro y exclusivo que un búfalo con la cabeza albina y el cuerpo oscuro. También lo son los que tienen todo el cuerpo de color gris  puro, sin manchas y pelaje muy corto.

Búfalo de cabeza albina y cuerpo oscuro, uno de los más cotizados.

El ejemplar más caro del mercado. 300 millones de rupias. Pelo corto y gris perfecto.

Una vez adquirido un búfalo, y hasta el día en el que el búfalo sea sacrificado en el funeral de turno (se compra única y exclusivamente para eso) no se le utilizará para trabajar en el campo, ni para hacer ninguna tarea. Su vida se reduce a comer el pasto que le dan, bañarse en la charca de barro a la que le llevan y pasear en el campo amarrado con una argolla a la nariz para reducir sus movimientos. Se diría incluso que hasta tienen una buena vida, si no fuera porque su único objetivo es el de ser sacrificado en un funeral.

Negociando el precio de un búfalo. Las sonrisas y el regateo reglamentario.

Cerdos en corrales de bambú para que los desechos caigan al suelo y no los cerdos no estén manchados antes de venderlos.

El negocio siempre va ligado a una conversación y un cigarro.

Cerdos preparados para la venta y transporte.

Además del búfalo, el cerdo es también protagonista en el mercado en Bolu. A diferencia de su compañero de sacrificio, el cerdo es un animal que se consume de forma habitual. Es parte importante su dieta diaria. Los Toraja son en su mayoría Cristianos.

Si bien los recintos de los búfalos son tranquilos y parece que no ocurre nada en ellos, el de los cerdos es todo lo contrario. El cerdo amarrado para su venta y transporte gruñe y gruñe sin parar, creando allí una atmósfera estresada e histérica. Cuando un cerdo es puesto a la venta, se le ata e inmoviliza en una cama de cañas de bambú para facilitar así su posterior transporte.

El ir y venir de porteadores de cerdos gruñendo es un espectáculo digono de verse. El turista despistado se llevará más de un porrazo o susto si no anda atento a las maniobras de éstos.

El cerdo tras gruñir un buen rato al ser atado al bambú acaba por tranquilizarse.

Muchos cerdos son transportados en moto, de ahí la importancia de que estén bien inmovilizados.